Carlos Alberto Patiño
"Las vocales se dividen en fuertes y débiles. Son fuertes la a, la e y la o. Son vocales débiles la i y la u”.
Es algo que todos sabemos…, o deberíamos saber.
Estas líneas son las primeras del cuaderno de una chica de
secundaria. Es su lección inicial del curso de castellano de primero de
secundaria en 1954.
Es sorprendente que las jóvenes estudiantes ya recibían en sus
clases eso que hoy en día hay que explicarles —me consta— a los
estudiantes de licenciatura, y hasta de posgrado, que no atinan a
dividir sílabas y menos a poner acentos por no distinguir los tipos de
vocales.
No es tema complicado pero sí básico para lograr un texto comprensible y bien presentado.
(De la vida real. Suena la pregunta del reportero en la redacción
¿Canadá lleva acento? Responden los correctores: “En la a”. Sigue un
lapso de silencio hasta que una tímida voz pregunta ¿en cuál?)
El cuaderno de Bertha González Ortiz es una verdadera joya.
Aprecien ustedes la caligrafía en la imagen adjunta.
Debo decirles que en esa época se escribía con manguillo y tintero. (Referí en el texto “La quinta columna y otras figuras que se difuminan” una
explicación sobre este instrumento: “Manguillo era el portaplumas, el
pequeño mango donde se insertaba la plumilla metálica para escribir… Las
plumillas eran de acero. Éstas se introducían en el frasco de tinta —el
tintero— y se escribía… con letra manuscrita, por supuesto”.)
Este tipo de letra, la manuscrita, resulta ahora incomprensible, pero era de escritura más rápida.
Veamos otro párrafo del cuaderno de la joven González: “Cuando al
final de un renglón no cabe una palabra completa, se pone la parte que
cabe y el resto en el renglón siguiente, cuidando de que sea siempre
sílaba completa”
Éstas son las lecciones que aprendieron mis maestros y que luego nos transmitieron en las aulas.
¿Se nota alguna falta de ortografía? ¿Son comprensibles las explicaciones?
Seguramente las lecciones se impartían con dictados, fórmula tan criticada hoy en día.
No voy a defender la modalidad memorista de la enseñanza, pero sin
memoria no hay aprendizaje. Explique usted a los aprendices las tablas
de multiplicar, póngales toda la teoría y razones, pero si a la pregunta
¿Cuánto es 7 por 4? no se responde en automático, ningún método
funciona.
Lo mismo pasa con las reglas de acentuación. Debemos aplicarlas por reflejo. Aunque nunca esté por demás entender las razones.
Sigue Bertha.
“Triptongo es la unión de 3 vocales que se pronuncian dentro de una misma sílaba.
“Hay cuatro triptongos que son: iai. -apreciáis, estudiáis, iei.
-apremiéis, dispenséis, uei, - santigüéis, continuéis, uia,
-amortiguáis, fraguáis.
“En México tenemos un triptongo más UAU que lo encontramos en palabras derivadas del idioma náhuatl: Cuautla, Guauchinango,
Cuauhtémoc”.
En la lección dedicada al sustantivo se explica: “Todas las palabras
que componen nuestro idioma pueden catalogarse en nueve categorías que
son las siguientes:
“Nombres sustantivos, adjetivos, pronombres, artículos, verbos, adverbios, preposiciones, conjunciones e interjecciones”.
El 17 de mayo de 1954, la lección se refiere a la acentuación para
disolver los diptongos: “Cuando al final de una palabra aguda hay dos
vocales que no deben formar diptongo se acentúa la segunda vocal para
desbaratar el diptongo, aunque la palabra termine en consonante que no
es n ni s.
“Ejercicio:
“Saúl, raíz, Raúl, reír… baúl, laúd, maíz, ataúd”.
El 16 de octubre algo pasó. En la cabecera de la página está escrito
el lugar y la fecha, después está el título “Dictado” y luego… la página
en blanco. O el dictado se hizo en hoja aparte, o algo le ocurrió a
Bertha que no pudo quedarse en clase y alguien que debió haberle pasado
el apunte no lo hizo. Queda como misterio.
En el mismo arcón, pero de casi una década antes, está el libro Los viajes de Gulliver, obsequiado a la entonces niña Bertha. Se lo dio la profesora Raquel y le puso esta dedicatoria:
“Bertita, que este libro te recuerde que en tus estudios de 1° y 2°
años de la Primaria siempre dejaste satisfecha a la maestra y que te
sirva de estímulo para que siempre seas igual: aplicada, cumplida y
correcta.
“México, D.F., a 18 de noviembre de 1946.
“Tu maestra
“Raquel García de Calvo
.-.-.-.-.
Golosa, El Arca de Arena pidió el nombre del paté de
aceituna que incluye anchoas. Explicó que era galicismo que no hallaba
todavía lugar en el diccionario de la Academia. El platillo originario
del sur de Francia es la tapenade. Angélica Villanueva, Luz Rodríguez,
Bertha Hernández, Marielena Hoyo, Miguel Ángel Castañeda y Tarsicio
Javier Gutiérrez nos escribieron para dar la respuesta.
Doña Marielena y don Tarsicio proporcionan un dato fundamental para
la receta. La pasta incluye alcaparras. De hecho, el nombre le viene del
occitano (una forma antigua del francés) para alcaparra: “tapena”
(tápena, en español).
A El Arca le gustó mucho el cuaderno de Bertha
González. Está segura de que el instrumento de escritura no fue aquel de
la antigüedad con el que se plasmaban historias y correspondencia. Las
iconografías de Cervantes y de Shakespeare lo incluyen para resaltar el
oficio de ambos. Es parte de un ave e importa mucho el corte para que
funcione; es trisílaba y anagrama de la primera persona del presente de
indicativo del verbo que significa “Dar voces en honor y aplauso de
alguien”. También es parónimo del sinónimo de lecho nupcial.
Publicado en La Crónica de hoy
09 06 18
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