sábado, 20 de agosto de 2016

¡No me grite! Valores tipográficos



Giros

Carlos Alberto Patiño

Si usted escribe con puras mayúsculas, le está gritando al lector, es una falta de cortesía. Si lo que usted quiere es resaltar una palabra, una frase, una oración, se utilizan las negritas.
Un periodista y político de los de antes, Roberto Blanco Moheno, abusaba de las mayúsculas. Sus artículos eran una infinita sarta de gritos. Pero él era así, vociferante. Escudado detrás de un inacabable puro, no respetaba a lectores ni interlocutores.
Las mayúsculas tienen un uso muy bien definido.
Emplearlas no exime de poner la tilde cuando así lo exijan las reglas de acentuación: ÁFRICA, África. Pero las siglas, que se escriben enteramente en mayúsculas, no llevan nunca tilde. Las siglas son las iniciales del nombre de una institución o de una expresión compleja: ONU, TIC, UNAM. No confundir con un acrónimo, que se forma combinando sílabas de diferentes palabras: Infonavit, Metrobús.

Las mayúsculas se usan, desde luego, al iniciar una oración. Cuando ésta sigue a los puntos suspensivos que cierran un enunciado: “Compramos mariscos, carne, vino... La cena resultó un éxito.”
Pero si los puntos suspensivos no cierran el enunciado, sino que éste continúa tras ellos, la palabra que los sigue se escribe con inicial minúscula: “Estoy pensando que... aceptaré; en esta ocasión debo arriesgarme”.

Se escriben con letra inicial mayúscula todos los nombres propios
Es el caso de los apellidos. (Ojo, lectores de noticias, comentaristas, locutores, profesores y público en general, la palabra es “apellido” no “apeído”, como suelen pronunciar.)
Si comienzan por preposición, ésta se escribe con minúscula cuando acompaña al nombre de pila (Juan de Ávalos, Pedro de Alba); pero si se omite el nombre de pila, la preposición debe escribirse con mayúscula (señor De Ávalos, De Alba.)

Van las mayúsculas en los nombres abstractos personificados, utilizados alegóricamente: la Muerte, la Esperanza, el Mal.

En las antonomasias que se usan como alternativa al nombre oficial: el Nuevo Mundo (América), la Ciudad Eterna (Roma), la Ciudad Luz (París).
Los sustantivos y adjetivos que forman parte del nombre de publicaciones periódicas o de colecciones: La Vanguardia, La Crónica de hoy, Nueva Revista de Filología.
El nombre de las disciplinas científicas, cuando nos referimos a ellas como materias de estudio: “Soy licenciado en Geografía”; “me he inscrito en Arquitectura”. De otro modo, usamos minúscula: “La medicina avanza que es una barbaridad”; “la psicología femenina es muy compleja.

La primera palabra del nombre latino de las especies vegetales y animales: Pimpinella anisum, Panthera leo, Cannabis indica (Ojo, La Cannabis).
Los nombres de edades, épocas históricas y grandes acontecimientos históricos: la Edad de los Metales, la Antigüedad, la Edad Media, la Hégira, el Renacimiento.
Los títulos y cargos como rey, papa, duque, presidente, ministro, etcétera se escriben con minúscula, pero toman la mayúscula cuando se emplean referidas a una persona concreta, sin mención expresa de su nombre propio: “El Presidente destituyó al Comisionado”; “el Papa habló ex cathedra y es infalible e irrefutable”.
En español se escriben con minúscula inicial los nombres de los días de la semana, de los meses y de las estaciones del año: lunes, abril, verano. Por supuesto, si la puntuación lo reclama, ponemos mayúsculas. También si forman parte de fechas históricas, festividades o nombres propios: Primero de Mayo, Primavera de Praga, Viernes Santo, Hospital 20 de Noviembre.

En minúsculas escribimos los nombres de tribus o pueblos y de lenguas, así como los gentilicios: el pueblo inca, los mayas, el español, los ingleses.
Los tratamientos (usted, señor, don, fray, san, sor, reverendo, etcétera), pero sus abreviaturas se escriben con mayúscula: Ud., Sr., D., Fr., Sto., Rvdo. En el caso de “don” hay que insistir en su uso con minúsculas. Don significa “señor”, el femenino es “doña”. No van en mayúscula si no inician oración, por más que queramos atribuirle importancia a ese “don”.
Así, palabras enteras con mayúsculas no tienen lugar en los textos en nuestro idioma.
Las negritas
Se dijo antes, para resaltar o llamar la atención sobre una palabra, se usan las “negritas” o “negrillas”.
Cuando no había computadoras, en los manuscritos y mecanoescritos —los que se hacían con la máquina de escribir—, las negritas se marcaban subrayando la palabra, y el tipografista o cajista sabía que debía cambiar la fuente por un tipo bold.
En algunos espacios periodísticos, por ejemplo, en las columnas de negocios y en algunas políticas, los nombres de personas y empresas se ponen en negritas.
Por supuesto, no es recomendable el uso extenso de esta tipografía. El abuso en su empleo desgasta el recurso y vuelve monótona la página.
Las itálicas o cursivas
El tipo itálico se usa para darle al lector la idea de que la palabra empleada tiene un sentido distinto al que tiene normalmente. También para señalar que la palabra es ajena a nuestro lenguaje, es un extranjerismo o un barbarismo o forma parte de una jerga, idiolecto o argot.
En periodismo se usan bloques en cursiva para citas. De igual manera en las entrevistas, para diferenciar las preguntas y anotaciones del reportero de las respuestas del entrevistado.
Los latinismos y los nombres científicos requieren de cursivas.
Los apodos, tan gustados por delincuentes y autoridades policiacas, van en itálica.
Los títulos de libros, publicaciones, películas, obras de arte, van en cursiva. Los contenidos dentro de las obras, como artículos, capítulos, canciones llevan comillas.

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El tetrasílabo que alude a quien carece de dinero, temporal o permanentemente y comparte seis letras con un sinónimo de intachable, sin falla, como la actuación de Simone Biles en la gimnasia artística de Río, es “impecune”, de in, negación y pecunia, dinero. La palabra con la que comparte letras es “impecable”.
El Arca de Arena espera que su nueva petición cause menos dificultades a los asiduos y a los que por fin se animen a participar.
Es bebida antigua. Se condimentaba para disimular la pérdida de cualidades o la mala calidad. Comparte letras con los “cariñitivos” y con aquellos que imaginan males.



20 08 16

Publicado en La Crónica de hoy

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