sábado, 6 de agosto de 2016

¿Que de dónde, amigo, vienes? Nuestras denominaciones de origen


Carlos Alberto Patiño

Cuando los talibanes iban a tomar la capital de Afganistán, preguntaba a compañeros y amigos ¿cuál es el gentilicio de los originarios de Kabul?
No es kábula, les aclaraba.
Era uno de esos tropiezos geográficos que ocurren de vez en vez en las redacciones y ponen a sufrir a correctores y escribientes. Como cuando hay un acontecimiento en las islas Feroe y lo primero que hay que hacer es averiguar dónde demonios están. El gentilicio es feroés.

El de los habitantes de la capital afgana es kabulí.

Como todos sabemos, un gentilicio es un adjetivo que nos da la nacionalidad de una persona, su origen geográfico, su ciudad, su estado, región, pueblo, continente. En español se escriben con minúscula.
Muchas veces toma la forma de sustantivo: ¿Ya llegó el “Cubano”? El “Gachupín” está en la tienda. Este “Chino”, siempre tan misterioso.
Otras veces, el gentilicio es un hipocorístico, como “jarocho”, para el originario del puerto de Veracruz; o “tico”, por costarricense.
Los hay despectivos, como “oaxaco” o el ya citado “gachupín”. En esta categoría están “yanqui” (sobre todo seguido de la expresión “go home”), “franchute”, “gabacho”, “sudaca”. Xarnego o charnego, que para los catalanes, es el que no habla su lengua. “Terrone”, en italiano; “greaser”, en inglés o “boche” (alemán), en francés. “Bárbaro”, “filisteo” y “chichimeca” pertenecen a este subconjunto. Esta categoría de gentilicios, como es evidente, está plagada de xenofobia y racismo. Hay también sentido del humor, como en “codomontano”, dirigido a los oriundos de Monterrey, a quienes, por cierto, hay que recordarles que son regiomontanos, no “regios”, como su inconmensurable ego los hace creer.

De Beirut, beirutí.

No hay una regla para crear un gentilicio. A veces se acude a la historia, como germano; a veces a la etimología, a veces a la forma en que le suena la palabra a quien llega de otro lado. A los portugueses se les llama también “lusitanos”, pues su país fue la provincia romana Lusitania.

De Jerusalén, jerosolimitano o hierosolimitano.

Gentilicios hay distintos para lugares con el mismo nombre.
De Mérida, Yucatán, es meridano; de Mérida, España, es emeritense. En cambio, el de Salamanca, allá, y el de Salamanca, México, es el mismo Salmantino. También hay las formas: salamanquino, salmanticense y salamanqueño.

De Azerbaiyán es azerí o azerbaiyano.

En Puebla usan dos: Poblano y angelopolitano. El primero es el oficial, el segundo es tradicional, por aquello de que fue La Puebla de los Ángeles. La históricamente conservadora ciudad lleva el apelativo “de Zaragoza”, así que bien podrían ser “zaragozanos”, pero los tradicionalistas no lo ven con buenos ojos, como don Ignacio no los veía a ellos.
Hay Pueblas en España. Una, la de Cazalla, usa el gentilicio “morisco”. En otra, la de don Fadrique, es “poblato”.
En la de Guzmán son “puebleños” y en la de Castro son pueblenses.

De Kazajistán, kazajo o kazako.

Los habitantes de Córdoba, que las hay en España, Argentina, Colombia y México, son todos cordobeses, como el torero. Pero como también hay Córdovas en Argentina, Colombia y Perú y Cordovas en EU (sin acento), pues hay cordoveses.

Para Jamaica valen dos: jamaiquino o jamaicano.

A los japoneses se les dice nipones por la fonética del nombre de su país: Nihon-koku/Nippon-koku.

De Mónaco, monegasco.

Algunos daneses radicados en México prefieren dinamarqués como gentilicio, pues mucha gente asocia danés con la raza canina. En el caso de Chihuahua, efectivamente, los chihuahueños son los perros. Las personas son chihuahuenses. En cambio, entre pekineses (de Pekín) y pekineses (perros) no hay diferencia en la grafía.
Un conocido, originario de Polonia, impulsaba el gentilicio “polonés”, pues, conocedor del sentido que le damos a las palabras “polaco” y “polaca” en México, quería sustraerse la designación.

De Kosovo, kosovar.

 Los “bonaerenses” habitan en la provincia de Buenos Aires, Argentina. Los ciudadanos de Buenos Aires, la capital, son “porteños”

De Uzbekistán, uzbeko.

Navegando, navegando, me topé con uno curioso. Los nacidos en Cabeza del Buey, España, son capetibuvenses. Los de Paso del Macho, Veracruz, son pasomachenses y patzcuarenses son los de Pátzcuaro.

Con “indio” hay que poner atención. Es el gentilicio para las personas de India. Hindú es una religión e hindi es un idioma. Para Katmandú, capital de Nepal, no encontré nada. De hecho, un autor, Antonio Fernández, en su Diccionario de dudas, refiere que la Real Academia de la Lengua Española no consigna ninguno. Se quedan como nepalíes o nepaleses, según la Fundación del Español Urgente.

¿Mexiqueño?

Ése es el gentilicio que quiere imponer la monárquica academia a los habitantes de la Ciudad de México.
A mí no acaba de convencerme, pues creo que pierde la referencia a ciudad, parte del nombre de nuestra capital.
Defeño, por obvias razones se descarta. Chilango es una especie de despectivo, que algunos ya asimilaron como apodo o hipocorístico, pero no es en sentido estricto, un gentilicio.
Don Miguel León-Portilla, Premio Crónica 2013, descarta el adjetivo (http://www.proceso.com.mx/432894/cdmx-gentilicio-una-ciudad) y, tras una profunda reflexión, llega a “mexicano capitalino”, pero considera que esa denominación “no tiene el valor sintéticamente emblemático”. Plantea, entonces, fundir ambos elementos para obtener “mexicapitalino”, pero es un gentilicio largo.
Tras un análisis histórico y lingüístico, llega a la palabra “mexicalino” y con ésa se queda.
A usted, ¿qué le parece? ¿Cuál es su propuesta?

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Aclaración: El apellido de la lectora Tania es Marsilli, no Marsili, como escribí.
Del Arca de Arena. Polímata es anagrama de “palomita” y según el DLE es “persona con grandes conocimientos en diversas materias científicas o humanísticas”. Es el ideal del hombre del Renacimiento.
Francisco Báez la derivó del anagrama. Marielena Hoyo dio con el término, pero se atoró con la “cotufa” (palomita de maíz).
El Arca propone ahora un tetrasílabo que alude a quien carece de dinero, temporal o permanentemente. Comparte seis letras con un sinónimo de intachable.


06 08 16

Publicado en La Crónica de hoy




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