jueves, 25 de febrero de 2016

"Antreando"

Giros071115

Carlos Alberto Patiño
No es bueno empezar a escribir haciendo corajes. Pero, de entrada, el título de esta colaboración me molesta. Me disgusta porque está en ese gerundio anglicado que pretende imprimir acción al título.
Lo he puesto porque del uso actual de la palabra “antro” tratará esta entrega de Giros.
Cuando mis padres salían de noche, iban a un cabaret o a un centro nocturno, donde había variedad, se cenaba y se bailaba con grandes orquestas.
Famoso fueron “Los Globos”, “Las Fuentes”, el “Terraza Casino”, el “Prado Floresta”, “El Quid”…
Son los nombres que recuerdo que mis padres mencionaban. También estaba un “Catacumbas”.
Había otros, pero esos eran antros, lugares poco recomendables.
Cuando los de mi generación salíamos, íbamos a la disco o discoteca, donde la música en vivo había dejado el lugar a los artilugios electrónicos.
Yo frecuentaba la que estaba en la cima del Hotel de México, frustrada construcción que devino en World Trade Center.
Íbamos también a la que estaba en el Camino Real y a algunas de la Zona Rosa. Un lugar para bailar era “El Altillo”, en avenida Universidad y Miguel Ángel de Quevedo.
Había otros espacios de mala fama a los que llamábamos antros.
Ahora, cuando los jóvenes salen, van a los “antros”, pero ya no son los tugurios de mala muerte a los que nos referíamos antaño.
Antro es, hoy en día, un lugar donde beben y bailan o sólo beben, no en las goteras de la ciudad ni en los barrios de mala nota. Por el contario, se trata de sitios las más de las veces de corte fresón.
Así son los insondables caminos del lenguaje.
Una palabra con una carga peyorativa termina por ser un término tan lejano de su primer significado que hasta parece su antónimo.
Pero la naturaleza humana no cambia y tiende a buscar sus antiguos cauces. Cuando los chavos se cansan de antrear, ya no se pueden ir a un antro, pues de él van saliendo.
Así que se lanzan a un “after”, suerte de sitio que linda con lo clandestino, y por lo tanto de ambiente más atractivo.
Ya para los más picados, y definitivamente para los noctámbulos consuetudinarios, están sitios marginales, alguno conocido como “las láminas”, donde recala fauna de toda laya. De ahí, sólo las primeras luces consiguen ahuyentar a las criaturas de noche.

El Arca de Arena.
“La babirusa es un artiodáctilo de la familia de los suidos. Es un cerdo silvestre oriundo de Indonesia”, responde doña Marielena Hoyo a la interrogante dela semana pasada. La periodista también nos informa que es una especie en peligro de extinción.
La referencia literaria que nos da nuestra colega es la novela de Julio Verne Veinte mil leguas de viaje submarino. Y sí, hic sunt babirusas (es un chiste cartográfico personal).
Sin embargo, cuando saqué al animalillo de El Arca, pensaba yo en las obras de  Emilio Salgari, en las que el pirata Sandokan, el Tigre de la Malasia, y su tripulación cazan y comen babirusas cuando el hambre y la ocasión lo ameritan.
Al lector René Jaimes le agradezco sus comentarios. Don René escribe: ¿Cuál es “el verbo correcto que debe usarse para el acto de "tomar" con las manos, un objeto en vuelo, en caída como una manzana del árbol o arrojado por otro?
“Le cuento, soy de Michoacán y recuerdo que en los juegos de mi niñez usábamos "acapear" para esa acción, después al mudarme al DF, ese verbo era extraño -hasta cómico- para los de aquí, el acostumbrado era "cachar" y algo en mí siempre me impide usarlo, no sé si por ser un americanismo tan, tan ajeno al que usé tanto y sin remordimiento.”
Pues “cachar” es palabra ya incorporada al español. El diccionario de mexicanismos (http://www.academia.org.mx/DiccionarioDeMexicanismos), de la Academia Mexicana de la Lengua,  dice que, entre otras acepciones, “cachar” es “atrapar cualquier objeto que una persona arroja a otra”,  y también: “En algunos deportes, agarrar al vuelo algo que un jugador lanza a otro”.
Juan Ramón Magaña pescó el sentido en el título y lo refiere a la canción de Paquita la del Barrio: “Me estás oyendo, inútil” .
Bien, ahora, del Arca de Arena sale un objeto.
En los puertos había un pilote donde se fijaban las amarras de las embarcaciones.
¿Cómo se llama ese poste?
Esta vez no tengo referencia literaria, así que espero que quien tenga alguna, nos la comparta.
@caralpat
caralpat@gmail.com
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