lunes, 15 de febrero de 2016

Un mundo bizarro


Carlos Alberto Patiño

El título de esta entrega puede ser entendido de dos maneras tan distintas que parecería que nos enfrentamos a las lenguas de  Babel.
Si atendemos al uso pervertido que hacen los jóvenes y los no tan jóvenes locutores, en general, y los comentaristas deportivos, en particular, el sentido sería equivalente al de la canción de José Alfredo “Un mundo raro”
Pero si tomamos el significado que le da El Diccionario (así, con esas mayuscolotas sacramentales), tenemos una idea notoriamente distinta. Estaríamos hablando de un mundo espléndido. Un lugar que no tiene nada qué ver con la idea de rareza.
Hagamos un ejercicio. Sustituyamos el sustantivo mundo por el que designa al sujeto masculino. “Era un hombre bizarro”.
Para los muchachos y los iletrados locutores, cuyo modelo es el personaje que conduce el programa donde los mexicanos “dijieron” o son seguidores de los youtubers, será un tipo extraño, raro.
En cambio, en el sentido hasta hace no mucho real del término, estaríamos hablando de un valiente, de un gallardo militar o de un genuino prohombre.
Así de discordante es el uso de la palabra entre unos, otros y el diccionario.
Yo tengo una hipótesis sobre el origen del equívoco en el español de México.
La culpa es del traductor que para la Editorial Novaro hacia la versión nacional de Superman.
Recordarán al personaje Bizarro, que era un ser estrambótico, extraño, precisamente. (Aunque lo verdaderamente raro es que este ser contrahecho sí tuviera una esposa e hijos y el de esta Tierra no pasaba de dejarse admirar por su séquito de dobles eles. Pero eso será tema de Siegel, Shuster y su psicoanalista.)
El caso es que el chambón traductor se dejó llevar por la similitud de palabras entre el inglés bizarre y el español bizarro.
Son las celadas en que caen los traductores novatos y aun los que no lo son tanto.
Voilà, les faux amis, a los que tantos errores deben los malos traductores.
Hélas.

Las del tintero
Hartas veces en hartos diarios aparecen titulares como éste: “Descubren una nueva especie de tortuga”. “Encuentran nueva especie de ardillas”, y así, sin ningún reparo de correctores o editores.
¿Saben quienes perpetran esos titulares algo de la evolución?¿Cuánto tiempo creen que le lleva a la naturaleza el desarrollo de una especie? Plantas, ranas, bacterias… no son nuevas, solo eran desconocidas.
Un caso extremo que cito de memoria: “Científicos descubren fósiles de nueva especie de mamífero…” Pero si ya hay fósiles, está ca…. nijo que sean algo nuevo.
A veces no es el uso del lenguaje lo que falla. También cuenta la lógica.

Ahí les encargo que pesquen gazapos en las páginas de los diarios.

@caralpat

29-09-15


Publicado en La crónica de hoy

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