martes, 14 de noviembre de 2017

“Conejo, véase liebre”

Carlos Alberto Patiño

El Conejo-lobo, personaje de la película The Curse of the Were-Rabitt (en español, La maldición de las verduras), trajo a la memoria al Conejote Feroz, que seguramente está emparentado con aquél.
El feroz de gran tamaño aparece en un episodio de Babar, el elefante de la literatura infantil francesa que en México difundió Once niños.
El sabio paquidermo escucha la historia del Conejote cuando sus hijos Pom, Flora, Alexander e Isabel tratan de contarle Los tres cochinitos, pero revuelven a los personajes y quien sopla a las casas de los cerditos es precisamente el Conejote Feroz.
A Bertha le resultó tan interesante el dicho conejo que lo adoptó y lo usa para amedrentar a chamacos latosos que si no se pacifican verán aparecer al Conejote Feroz.
Muchas sorpresas, como vueltas, da la vida y surgieron, por otra vía, los feroces conejos de un poema en prosa de José Emilio Pacheco. Es “Inocentes en el jardín” del libro La edad de las tinieblas.
Fue Francisco Báez quien me lo mostró. Como conocía el pseudónimo de Bertha supuso que de ahí lo sacó.
El texto de José Emilio Pacheco remata así:
“Dicen que somos la maldición del planeta. Sería mejor que lo poblaran nuestras víctimas indefensas, los humanos, y en modo alguno nosotros, los feroces conejos.”
Conejos afamados hay por doquier, pero antes de presentarlos, veamos los usos de sustantivo “conejo”. El Diccionario de la lengua española no dice lo que muchos críticos de los vicios del mamotreto aseguraban: “Conejo, véase liebre; liebre, véase conejo”.
La definición oficial es:
“Del lat. cuniculus, de or. prerromano.
“1. m. y f. Mamífero del orden de los lagomorfos, de unos 40 cm de largo, comprendida la cola, de pelaje espeso de color ordinariamente gris, orejas muy largas, patas posteriores más largas que las anteriores, cola muy corta, que vive en madrigueras, se domestica fácilmente y es apreciado por su carne y su pelo. U. en m. ref. a la especie.
“2. m. Carne de conejo. Siempre comían conejo.
“3. m. vulg. Esp. vulva.
“4. m. Méx. bíceps braquial.
“5. f. coloq. Hembra que pare muy a menudo.”
En abono de la Academia diré que sí distingue entre liebre y conejo.
La liebre es:
“1. f. Mamífero del orden de los lagomorfos, de pelaje suave y espeso, que mide unos 70 cm desde la cabeza hasta la cola, y de 20 a 24 cm de altura, parecido al conejo, pero con orejas y patas más largas, de carrera muy veloz, que vive preferentemente en las llanuras y cuya carne es apreciada.
“2. f. En atletismo, corredor que en las pruebas de media y larga distancia se pone en cabeza para imponer un ritmo determinado al resto de los participantes.
“3. f. coloq. Hombre tímido y cobarde.
“4. f. El Salv. Persona lista y astuta.”
Notemos que para la Real Academia, la carne de ambos animalillos es muy apreciada.
No olviden los lectores que los huesos son planos y los de los gatos son redondos. Es un dato útil para que no les den gato por liebre.
Los remito a un texto de Don Susanito, en el blog México de mis recuerdos que ya había referido aquí y que trata de cómo logró sobrevivir a la escasez en la Decena trágica. Aquí la liga:http://donsusanito.blogspot.mx/2012/03/don-susanito-y-la-decena-tragica.html
Nicolás Maduro, seguramente conocedor de las cualidades de la carne de conejo, intenta que los venezolanos críen a estos roedores para compensar las carencias en las que tiene sumido al país.
Pero no contaba con el enternecido corazón de la población. Recibió la ciudadanía los conejos para pie de cría, pero les puso un moñito y nombre. Se convirtieron en mascotas, no en fuente de alimentación.
El venezolano, con seguridad, no ha leído el libro Bueno para comer
de Marvin Harris (Alianza Editorial, 1989). El antropólogo deja muy claro que, aunque la diversidad de componentes de la alimentación humana es muy diversa y algunos comen lo que a otros les repugna, nadie se come a las mascotas, a menos que haya una severa crisis y a veces ni así.
Basta de digresiones. Volvamos al DLE en una de sus formas diminutivas, “conejillo”, seguido del genitivo “de Indias” es: “1. m. Mamífero roedor, parecido al conejo, pero más pequeño, con orejas cortas y cola casi nula, muy usado en experimentos de medicina y biología.
“2. m. Animal o persona sometido a observación o experimentación.”
Se conoce también como cuyo, cobayo o cobaya.
Hay, consigna el DLE, “alambre o hilo conejo” que es “alambre de hierro o latón con que se hacen lazos para cazar conejos ”
El rabillo de conejo es una “Planta anual de la familia de las gramíneas, cuya caña tiene unos quince centímetros de alto y dos hojas con vaina vellosa y blanquecina y cuyas flores forman una espiga aovada oblonga, muy vellosa, blanca o rojiza”
Y finalmente está la llamada “risa de conejo”, que es la “forzada o fingida.”
El Diccionario del español de México (Colmex) añade a lo dicho por el DLE las siguientes acepciones:
“Bíceps: ‘Papá, ¡enséñame tu conejo!’
Hacer conejo: Ejercitar el bíceps para que crezca y se fortalezca.
“(Caló) Ratero: “Ese conejo no se mete en otras transas”.
“En algunas universidades mexicanas y en la década de los cuarenta, católico en actividades políticas”.
A la cría del conejo se le llama “gazapo”. Lo vimos en la entrega titulada “Las crías de los animales”. (http://giroscronica.blogspot.mx/2017/04/las-crias-de-los-animales.html) Ahí se añadía que “la palabra también es sinónimo de errata, yerro al hablar o escribir”, como cuando aparece Titivillus. “Es, así mismo, el título de la primera novela de Gustavo Sainz. Para la liebre, la palabra es “lebrato”.
Famosos conejos son Bugs, el de la suerte, el Conejo Blanco que jala a Alicia al País de las Maravillas. Habría que poner también a la Liebre de Marzo, aunque reconocemos las diferencias entre conejos y liebres.
Famoso es también el Conejo Blas (¿A dónde vas?) de Cri-Crí. El Conejo Oswaldo tiene su historia. Fue el primer personaje animado por Walt Disney. Gozó de gran popularidad en los años 20 y 30 del siglo pasado. Los derechos no eran de Disney sino de los Estudios Universal, así que el animador perdió a su criatura. Bueno, eso sirvió para que naciera Mickey Mouse.
El Hermano Rabito es personaje de las Historias del Tío Remus, de Joel Chandler Harris, pero también lo es de Walt Disney en su película basada en esta obra.
Y seguimos con Disney. Tambor es el amigo conejo de Bambi. De las tradiciones norteamericanas es el conejo de Pascua.
Los conejos se reproducen como tales y no habrá espacio que alcance para enlistarlos a todos. Aquí los dejamos, a menos que salga uno de la chistera.
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Regaños.
Varios medios la tomaron de agencias como Europa Press y Prensa Latina. En diarios y sitios de internet lo dejar pasar así, sin reparar en la barbaridad. Es la nota que informa de la causa de la muerte de Chopin: “Un equipo de científicos han determinado la causa de muerte del compositor polaco Frédéric Chopin, ampliamente disputada, gracias al análisis de su corazón, que se conserva en un frasco bañado en coñac en una iglesia de Polonia”.
El frasco bañado en coñac obró milagros para preservar el órgano del músico. Imaginen ustedes cómo fue bañado el frasco ¿No será que lo que estaba bañado en coñac era el corazón? Algunos medios sí detectaron el error y dijeron que la víscera se conservaba inmersa en el licor.
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El Arca de Arena recibió respuesta a su interrogante: “Si sinónimo puede ser antónimo de antónimo, ¿cuál sería un sinónimo de antónimo?” Llegó de Francisco Báez, Hugo Martínez, Miguel Ángel S. Patiño, Bertha Hernández y Luz Rodríguez. Francisco dijo que no creía que fuera tan fácil, porque, comenta, hay muchas preguntas muy difíciles. La solución es sencilla: Contrario, opuesto. Marielena Hoyo da una lista más extensa: Antitético, antagónico, contradictorio, encontrado y los ya mencionados.
La petición actual de El Arca de Arena es el nombre del objeto que usan los zapateros para coser el calzado o los talabarteros y carpinteros para perforar piel o madera.


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Publicado en La Crónica de hoy   

lunes, 6 de noviembre de 2017

¡Zambomba!, ¡pas!, ¡cuas!, ¡zape!



Carlos Alberto Patiño

 

Al Big Bang, ese momento inicial del universo, Luis González de Alba lo llamaba, y proponía generalizar el término, el “Gran Pum”, castellanizando la expresión. Hace unas semanas Alex Grijelmo consignó en El País que las academias de la lengua hispánica decidieron que la grafía para la corriente literaria que conocemos como el “boom” debe escribirse “bum”.
Pero, relata Grijelmo, “Entre los orígenes del español y 1975 (250 millones de registros), se hallan en el corpus académico 51 casos de “bum” y 16 de “boom”, y por lo tanto ganaba la grafía castellana. Sin embargo, entre 1975 y 2000 (160 millones de registros) se contabilizan 847 ejemplos de “boom” y sólo 61 de “bum”. Mientras que en el siglo XXI (de 2001 hasta hoy, con 225 millones de palabras) la goleada es de 1,345 casos contra 151 a favor de la grafía inglesa. Y eso que la opción castellana se escribe con menos letras.”
Ambas palabras, pum y bum, o bang y boom, son onomatopeyas, es decir términos que tratan de representar un ruido.
Los lectores de cómics (los llamábamos cuentos), en general, y los que vieron la tele de los 60, en particular, sabemos bien del manejo de las onomatopeyas, especialmente por la serie
Batman (zas, paf)
El personaje murciélago es un producto de las tiras cómicas. Los realizadores del programa, que tenía muchos momentos de farsa, decidieron mantener esa referencia gráfica y añadieron letras a las escenas con golpes y peleas. Claro, estaban en inglés, los recursos técnicos no permitían hacer la sustitución de textos, como sí lo hacía el doblaje con las palabras.
Por esa característica de reproducción de sonidos, la escritura de estos vocablos es muy peculiar, pues mezcla vocales y consonantes como no vemos en otras.
Incluso pueden formarse con puras consonantes. El ronroneo gatuno es, por ejemplo, “prrr” o la representación del sueño es “zzzz”. “Shhh” sirve para demandar silencio y “paf” se usa para la caída de un objeto blando. Por el contrario, en México “cuas” ejemplifica un verdadero ranazo (vid La familia Burrón).
Los relojes hacen “tic-tac”, aunque ya no suenen más que con los pitidos de las alarmas (“bip-bip”). El “guau guau” es para los perros que ladran en español. Como ya vimos en “El perro ladra, la vaca muge... ¿Y la jirafa?” (http://www.cronica.com.mx/notas/2016/991172.html), las voces de los animales cambian con los idiomas.
“Plop” hacen  las gotas, “toing” era el remate de un spot radiofónico de Chaparritas El Naranjo y “tzing” hacen los disparos que no dan en la víctima sino en las rocas circundantes.
Los fantasmas emiten un “buuu” (en inglés “boooo”), pero la Llorona no se limita: “Aaaaaay, mis hijos” es su voz que ya cae en el terreno de las exclamaciones. Nótese que la repetición de la vocal representa un grito prolongado y que es “ay” no “hay”, como “a ver” no es “haber”.
“Cacle-cacle” decía la bruja Ágata.
(Explicación necesaria: Ágata era la tía de Alicia, una brujita amiga de La Pequeña Lulú, cómic del que surge el famosísimo Club de Tobi).
El asunto es que no logro dilucidar si la voz es onomatopeya o interjección.
Ésta es otra forma de palabra significativa sólo como exclamación, sin importar su forma o extensión. Su función es expresar un sentimiento (“vivo”, dice la Wikipedia).
La Real Academia Española, en su Diccionario de la lengua española. establece que es la: “Clase de palabras invariables, con cuyos elementos se forman enunciados exclamativos, que manifiestan impresiones, verbalizan sentimientos o realizan actos de habla apelativos.”
Y las divide en: “Interjección impropia… que se crea a partir de formas nominales, adjetivales, verbales o adverbiales; p. ej., ¡socorro!, ¡bravo!, ¡vaya!, ¡adelante!”
E “interjección propia: ...(la) que no ejerce ningún otro papel gramatical y que presenta un cuerpo fonético habitualmente simple; p. ej., ¡ah!, ¡bah!”.
En esta última categoría se hace evidente que onomatopeyas e interjecciones están emparentadas.
Hay autores, Grijelmo entre ellos, que piensan que estas palabras son resabios del  origen de los lenguajes. Muestran una emoción o sentimiento, dan una voz de alarma, manifiestan dolor o malestar, expresan simpatía o refieren un acontecimiento como la caída de un árbol o de una roca… Puede ser que las voces, gestos, signos hayan evolucionado para formar un lenguaje.
“¡Auch!”, “ea”, “arre”,  “chin” son interjecciones. “Toc toc”, “ring” son onomatopeyas.
“Hic” o “hip” es hipo y acompaña a quienes se quiere representar como ebrios, y a los que se encaminan hacia ese estado se les pone haciendo “glu glu”.
Con un “muac” al aire se saludaban las mujeres de sociedad. Ahora lo hace todo mundo.
Un comediante chileno, asiduo visitante a nuestro país en los años 60-70 era una especie de onomatopeya andante. Lucho Navarro tenía la habilidad de imitar toda clase de sonidos y con ellos hacía divertidos sketches.
Gordolfo Gelatino convirtió la palabra “ahí” en una interjección apelativa con su “¡Ahí, madre!”
(Explicación requerida. Gordolfo Gelatino parodiaba el nombre de Rodolfo Valentino, galán del cine mudo, y era un personaje del dueto cómico conocido como Los Polivoces.
Luis Gimeno fue un muy buen actor teatral que se popularizó como el “Chaca chaca”, por una serie de comerciales televisivos de un detergente que prometía transformar las cubetas en lavadoras automáticas... y hubo gente que lo creyó. También se encargó de difundir la idea de “Acapulco en la azotea”.
“Tatatiú” fue onomatopeya musical y firma de El Magazo, Beto el boticario, cuando presentaba sus trucos de ilusionismo bufo.
La tradicional interjección de abucheo “Buuuu” va perdiendo terreno frente al grito “Eeeeeh…” seguido de la palabra que no le gusta a la FIFA y que tan cara le va resultando en multas a la Federación Mexicana de Futbol.
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Pregunta Marielena Hoyo sobre la mayúscula que empleé en el Sol de los volados. Explica el Diccionario panhispánico de dudas. Los nombres de galaxias, constelaciones, estrellas, planetas y satélites: la Vía Láctea, la Osa Mayor, la Estrella Polar, Venus, Ganimedes. Las palabras Sol y Luna sólo suelen escribirse con mayúscula inicial en textos científicos de temática astronómica, en los que designan los respectivos astros: «Entre la esfera de fuego y la de las estrellas fijas están situadas las esferas de los distintos planetas, empezando por la esfera de la Luna y, a continuación, las esferas de Mercurio, Venus, el Sol, Marte, Júpiter y Saturno» (Torroja Sistemas [Esp. 1981]); pero, excepto en este tipo de textos, se escriben normalmente con minúscula: El sol lucía esplendoroso esa mañana; Entra mucho sol por la ventana…”
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Regaños.
De nuevo, el uso ilógico de “nuevo”. Publica El Universal on line (08 19 17): “Nace un nuevo burrito blanco en instalaciones del IPN”. El burrito nació “nuevo”, vaya. Noticia sería que no lo fuera. “Nació burrito blanco…” o “Nació otro burrito…” hubiera bastado.
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Va El Arca de Arena. El anagrama de águila es “iguala” o “Iguala”. Respondieron Marielena Hoyo, Hugo Martínez, Bertha Hernández, Mángel, Luz Rodríguez y Eduardo Morales. Francisco Báez, también, pero hubo que esperar a que terminara la Serie Mundial.
Doña Marielena Hoyo reclama su crédito, pues ella sí puso “lupino” como el adjetivo que se pidió en anterior entrega.
Tiene El Arca de Arena este enigma: Si sinónimo puede ser antónimo de antónimo, ¿cuál sería un sinónimo de antónimo?  

04 11 17

Publicado en La Crónica de hoy