sábado, 27 de mayo de 2017

De origen divino


Carlos Alberto Patiño
De epónimos ya había tratado Giros. Fue en marzo de 2016 (http://www.cronica.com.mx/notas/2016/948618.html). El tema es amplio. Se explicó entonces que es Dicho de una persona o de una cosa: Que tiene un nombre con el que se pasa a denominar un pueblo, una ciudad, una enfermedad, etc.” (DLE)
Entre todas las palabras que derivan de nombres propios podemos separar una categoría, la de aquellos sustantivos que surgen de los nombres de las deidades.
Entre éstos podemos encontrar unos más o menos comunes, como los nombres de los planetas y los días de la semana. Los nombres de los ocho planetas del Sistema Solar y del ex noveno vienen de la nomenclatura romana de los dioses adoptados de los griegos.
Cinco de los días de la semana llevan nombre de planeta. Los otros dos, el sábado y el domingo, tienen origen, uno en la palabra hebrea sabbat, descanso, y el otro en el latín que significa Día del Señor.
Atenas, la capital griega es una advocación de Atenea (Palas) la diosa de la guerra y de la sabiduría.
Libia era la hija del mítico rey egipcio Epafos y de Memphis. Poseidón fue su amante y le regaló el territorio que ahora ocupa el país que lleva su nombre.
En anatomía tenemos el Talón de Aquiles, la parte trasera del pie que une los músculos al hueso calcáneo. Es la región donde el semidiós tenía su punto débil. Cuenta una de las leyendas que la nereida Tetis, la madre de Aquiles, lo sumergió en las aguas del río Estigia, uno de los que limitan el Hades, para hacerlo inmortal, pues era hijo de Peleo, un rey, pero simple humano. Para que el río no arrastrara al niño, la madre lo sostuvo por el talón y esa parte del cuerpo quedó vulnerable. Ahí fue donde lo hirió Paris durante la Guerra de Troya y le causó la muerte.
De las Nereidas, las ninfas acuáticas hijas de Nereo, toma su nombre el famoso danzón del oaxaqueño Amador Pérez Torres.
Del santoral católico tenemos a San Cirilo (827-869). De su apelativo deriva el del alfabeto eslavo, el cirílico. Él no lo inventó, pero sí sentó sus bases con su hermano Metodio a partir del alfabeto griego. Luego otro santo, San Clemente de Ohrid, desarrolló el cirílico.
Olimpiada es el periodo que transcurre entre dos Juegos Olímpicos. Bueno, así era, pero la muy permisiva Real Academia Española ya acepta la equivalencia y hace sinónimos al lapso y a las justas.
En la ciudad de Olimpia se desarrollaron los juegos de la antigüedad. El nombre está dedicado al monte Olimpo, el hábitat de los dioses griegos.
Olimpia era la madre de Alejandro Magno y es un equipo de futbol uruguayo; Olympiacos se llama otro de Grecia. Una de las más célebre salas de espectáculos de París es el Teatro Olympia.
Erótico, erotismo, erotómano, todas vienen de Eros, el dios del Amor.
Narciso es una flor y el narcisismo es una alteración de la conducta. Narciso se llamaba un efebo del que se prendó la ninfa Eco. Ella había causado un disgusto a Hera, diosa que la condenó a repetir las últimas palabras de lo que oía. No logró atraer a Narciso, quien por su vanidad, a su vez fue castigado por Némesis. Padeció una extrema fascinación con su imagen que lo llevó a ahogarse en una fuente, pues no podía dejar de ver su reflejo.
Morfeo es la deidad de los sueños. Derivan de él “morfina” y “morfinómano”. El padre de este dios, Hipnos, el sueño, el acto de dormir, nos da “hipnótico”, “hipnosis”, “hipnotismo”.
Hipnos era un dios prolífico. Se le atribuían un millar de hijos, entre ellos los Oniros, de donde viene “onírico”.
Era gemelo de Tánatos, la muerte. Éste nos aporta “tanatofobia”, “tanatología”, “tanatológico”, “tanatólogo”, “tanatopraxia” y “tanatorio”.
“Sátiro” es un sujeto lascivo, uno que tiene amoríos con personas más jóvenes. El epónimo es por los seres que acompañaban a Dionisio. “Satirismo” es enfermedad de hipersexualidad.
“Hermetismo” viene indirectamente del dios mensajero Hermes. Ocurre que el mítico fundador de la alquimia era Hermes Trismegisto. Su doctrina esotérica era conocida como “hermética”, sólo accesible a los iniciados.
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A Hugo Martínez le saltó el título y la explicación que di sobre “Los vasos y las botellas” en Giros de la semana pasada: “En la radio mexicana siempre tradujeron el nombre de este grupo como ‘Los Vasos y las Botellas’, pero según yo ‘The Glass Bottle’ significa La Botella de Vidrio... ¿o no?”
Razón tiene don Hugo, que de grupos sabe largo.
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Regaños. La intención del Conapo es buena. Orientar a los jóvenes para evitar embarazos y enfermedades de transmisión sexual tiene su mérito. Pero, por lo menos, uno de sus mensajes falla con el manejo de la lógica.
Es un relato en tono épico, donde un muchacho logra conquistar a una chica muy vigilada por sus padres y custodiada por fornidos hermanos. Con perseverancia, persuasión, astucia y charm logra su objetivo, pero le queda un recuerdo doloroso de lo que debió sólo ser deleitosa aventura. El galán se contagia de un mal venéreo. Y aquí está el intríngulis. La enfermedad la contrajo de la chava, que entonces no era tan inexpugnable. ¿O cómo se infectó ella?
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Radix. “Pan” es todo. La raíz griega está en “panacea”, el mítico remedio alquímico para todos los males; en “panóptico”, el sistema con el que se edificaban las cárceles. Significa “que se puede ver cualquier punto de la construcción” desde una torre. Tenemos “pandemia”, epidemia que ataca a muchos países. “Panoplia”, la armadura completa, una colección de armas o una tabla en forma de escudo para colocar floretes. El “panteísmo” es la filosofía que atribuye cualidades divinas a todo el universo.
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La abejita era el sello que las maestras ponían en los cuadernos de los niños que hacían bien sus tareas y ejercicios. Son bichitos necesarios para la agricultura y la ecología.
Construyen viviendas formadas por celdas hexagonales a las que llamamos “panales”. Es ésa la palabra que buscaba El Arca de Arena. La respuesta vino de Marielena Hoyo, Francisco Báez, Luz Rodríguez, Hugo Martínez y Mangel. La dio también Gloria Dupré, a quien le agradezco sus comentarios.
Ahora el Arca habla de un sospechoso parónimo de aquel que engaña de modo oculto, el que arma asechanzas; es malicioso, intrigante y doloso. La pista está en la raíz.
27 05 17
Publicado en La Crónica de hoy



martes, 23 de mayo de 2017

De botellas y vasos


Carlos Alberto Patiño

El título original de esta entrega era “Los vasos y las botellas”, pero me sonó tanto a grupo musical de los 60-70, que mejor lo dejé. (I’m sorry Suzanne).
El tema es el de las acepciones de esas dos palabras.
Según el Diccionario de la lengua española, una botella es “Recipiente de cristal, vidrio, plástico u otro material, con el cuello estrecho, que sirve para contener líquidos”.
Pero también es una unidad de medida: “Líquido que cabe en una botella. Se bebió una botella de vino.”
Es, asimismo, “Recipiente cilíndrico, alargado y metálico, que se utiliza para contener gases a presión”.
Hay botellas famosas, como la del genio, del cuento de los hermanos Grimm. Hay las botellas de Leiden y de Klein. ¡Ah, y la Divina Botella de Rabelais!
La primera es un dispositivo que produce electricidad. Fue la primera batería que se inventó. La hizo en 1746 el físico de la Universidad de Leiden (antes Leyden) Pieter van Musschenbroeck. El alemán Ewald George von Kleist desarrolló independientemente un artilugio similar.
Es una botella llena de hojuelas de oro, refiere el DLE, forrada con papel de estaño hasta más de la mitad de su altura y tapada con un corcho bien lacrado y atravesado por una varilla de cobre o latón, se utilizaba para recibir y acumular electricidad.”
Hay una versión menos lujosa que emplea aluminio o estaño en lugar de oro.
La otra botella, la de Klein, es una rareza topológica. Es un objeto que no tiene interior ni exterior. No tiene bordes como una esfera, pero es “no orientable”, como su pariente la cinta de Möebius.
Eso de la “orientabilidad” es un concepto matemático que nos dice que una superficie tiene dos caras. Nuestra botella y la cinta de marras son “no orientables” porque tienen solo una cara (¡caramba!)
En https://i.ytimg.com/vi/pRvwKkyK6Dg/hqdefault.jpg hay una imagen del recipiente.
Volvamos a las botellas (¡salud!).
La Divina Botella es oráculo y musa de Panurgo, el gran amigo de Pantagruel, rey de los dipsodas e hijo del gigante Gargantúa. La historia se cuenta en el quinto libro de la serie escrita por el monje, médico y humanista francés François Rabelais, en el Siglo XVI. A la botella le viene lo divino porque es “de vino”.
El “cuello de botella” es, en sentido metafórico, una reducción de una vía que provoca que el tráfico se alente. Nuestros policías y trabajadores de las delegaciones son expertos en construir cuellos de botella en las horas de mayor flujo de automóviles. Basta con asomarse por la ventana para comprobarlo. También hay ambulantes que le roban espacio a las vialidades.
En otro sentido, se califica como “cuello de botella” a aquella persona o a un puesto que entorpece el trabajo en una organización: “el jefe de personal es un cuello de botella”.
“Botellón” es una botellota y un fenómeno social del final del siglo XX español. Es la costumbre de beber en manada y en la vía pública grandes cantidades de alcohol.
La “botella magnum” es la de champán con capacidad de 1.5 litros.
Dejemos las botellas en paz. Vamos con los vasos.
“Vaso”, nos dice el DLE, es “Pieza cóncava de mayor o menor tamaño, capaz de contener algo.”
“Recipiente de vidrio, metal u otra materia, por lo común de forma cilíndrica, que sirve para beber.” Y “Cantidad de líquido que cabe en un vaso (...). Vaso de agua, de vino.”
El mismo diccionario dice que es equivalente a “orinal”, en su presentación de “vaso de noche”.
En anatomía, es el conducto que transporta la sangre: “vaso sanguíneo”. En las plantas es la vía por la que fluye la savia.
Para el diccionario de la Academia, la persona que es elegida por Dios para “un ministerio singular” es un “vaso de elección”.
En los sepulcros antiguos, así lo pone el DLE, es “una vasija pequeña a manera de pomo”.
Todos recordamos de nuestras clases de física el efecto de los “vasos comunicantes”, que se explica por el Principio de Pascal.
La locución “ahogarse en un vaso de agua” sirve para describir la exageración de alguno por una cuestión fútil.
Para medir nuestro pesimismo o nuestro optimismo tenemos el vaso “medio lleno” o “medio vacío”.
Al “vaso de precipitado” lo reconocemos por nuestras clases de química.
Vaso es la oquedad donde se forma un lago y es el receptáculo de una presa. El “vaso regulador” es el que sirve para controlar el exceso de agua y evitar el desborde de una laguna, río o arroyo.
Todos sabemos que los vasos son “de agua” y no “con agua” (podemos recordarlo en http://www.cronica.com.mx/notas/2016/988494.html)
Y con los Fabulosos Cadillacs y Celia Cruz tenemos presente que “siempre habrá vasos vacíos”.
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Reclamaron Mangel y Bertha la ausencia de El Explicado que es “gato con explicaciones”, dado que en la entrega anterior estaban el de Schrödinger y el de Cheshire. No debí dejarlo fuera. Es pieza de Les Luthiers, grupo recién galardonado con el Premio Princesa de Asturias.
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Regaños. El periodista analítico habla en la tele. Se refiere a la corrupción. Agudo comentario iba a hacer cuando resbaló en un lapsus. Dijo que había que “cortar la cabeza de la hiedra”, cuando lo que quería decir es que había que terminar con la corrupción, como hizo Hércules con la mítica Hidra de Lerna, el monstruo al que le crecían cabezas conforme se le iban cercenando. La hiedra sólo es una planta medicinal, de ornato o venenosa.
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Radix.
Huachicol, explica la Academia Mexicana del Tequila en su glosario (http://www.acamextequila.com.mx), es una bebida destilada adulterada con alcohol de caña.
En Wikipedia se cita a José Luis Espinosa Fernández, quien dice que la palabra “Deriva de los huachichiles o huaches, una etnia emparentada con los huicholes, también conocida como cuaches o guaches, que significaba originalmente “los colorados” pues pintaban sus cuerpos de color rojo (Amador 1887). Este pueblo era considerado aguerrido, fanático y oportunista, con un acervo cultural inferior a otros pueblos ya que eran nómadas (Rodríguez 1977). Se sabe que vivían de la caza y la recolección y que eran antropófagos (Le Clézio 2010)”.
El término se empleaba, por asociación, a las personas que vendían combustible adulterado, y ahora para describir a los ladrones de hidrocarburos.
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Esperaba El Arca de Arena la palabra para “la persona de buenas costumbres que ha logrado templar o moderar los excesos de los afectos”. “Morigerado” es el término. Marielena Hoyo y Francisco Báez lo aportaron.
Propone El Arca buscar un sustantivo cuya etimología se relaciona con el pan. Es un conjunto de celdas hexagonales donde viven unos bichitos indispensables para el equilibrio ecológico, pero que pueden resultar peligrosos cuando se enojan. 
20 05 17
Publicado en La Crónica de hoy

sábado, 13 de mayo de 2017

Metáforas, gatos, física y patafísica


Carlos Alberto Patiño

De metáforas hablamos la semana pasada. Es la poesía su ámbito natural.
“Es como” nos da la fórmula para establecer comparaciones. Asociar, sublimar, por esos caminos discurre la metáfora.
Ortega y Gasset dijeron (je, es broma). Don José nos mostró que la ciencia también se vale de la metáfora.
Vino a mi mente, al leer el ensayo del español, un artículo que apareció en la revista Plural, en los años 70.
Mi nebulosa memoria no me permite recordar al autor y sí un poco del contenido.
El sentido general era que en la física está la verdadera poesía.
La idea se quedó ahí.
Cuando leo libros de divulgación científica, especialmente los de física cuántica, a veces hago reflexiones filosóficas, pero la poesía siempre está ahí, en el fondo.
Por ejemplo, con el gato de Schrödinger. Es el famoso experimento mental que diseñó el físico austriaco para explicar la superposición de los estados.
En resumen se trata de un pobre minino que es confinado a una caja con un dispositivo que emite una partícula radiactiva. Dadas las impredecibles conductas de las partículas puede o no desintegrarse. Si lo hace, provoca la liberación de un veneno que matará al gato, pero si no abrimos la caja no sabremos qué ocurrió y el gato está entonces vivo o muerto o vivo y muerto. Sólo abriendo la caja sabremos si vive o es cadáver.
Para no restarle emoción, la teoría de los universos paralelos de Hugh Everett tiene al gatito vivo y muerto para siempre.
Al gato de Schrödinger lo asocio siempre con el de Cheshire, de Alicia. Este otro minino tiene la capacidad de aparecer y desaparecer a voluntad en cualquier lugar.
Borges no concibió bichos tales, pero sus senderos que se bifurcan pueden darle guía a Everett.
Entre las partículas que forman el universo están los quark. El término proviene directamente de la literatura. Los científicos que plantearon la existencia de estas partículas (Murray Gell-Mann y Kazuhiko Nishijima) tomaron la palabra del Finnegans Wake de James Joyce.
Pues los quarks no se conforman sólo con su nombre. Poseen “encanto”, “sabor”, “color” y “extrañeza”. Son cualidades que no corresponden a lo que los mortales comunes y corrientes entendemos con esas palabras.
Pero a los físicos les encanta usar metáforas.
Entender cómo las partículas se entrelazan sin importar la distancia no es fácil. Son ecuaciones complejas. Significa que si conocemos el estado actual de una partícula sabremos el de su partícula asociada.
Lo explican los divulgadores dividiendo una moneda de forma que el águila quede en un lado y el sol, en el otro. Sin saber cuál tenemos, le damos la otra a un viajero interestelar al que mandamos a recorrer el universo (y más allá). En cualquier momento, veremos nuestra mitad y sabremos cuál tiene el viajero. Bueno, no es tan sencillo, pero más o menos.
A Einstein le fascinaban los experimentos mentales. Imaginó por ejemplo a un observador que pudiera viajar a la velocidad de la luz y se sorprendió cuando se dio cuenta de que al alcanzar al rayo lumínico, el perseguidor lo vería congelado. (Como esto no es posible, Einstein desarrolló la idea de que era el tiempo el que se congelaría).
Tiene su grado de poesía imaginar a Newton atolondrado por un manzanazo que luego lo llevó a descubrir las leyes de gravitación universal.
O a Kepler buscando armonías estelares y la música de las esferas, para terminar encontrando las órbitas elípticas y los recorridos de los planetas.
¿Y qué me dicen del heptasílabo: “Sin embargo se mueve”. de Galileo? Casi un haiku.
De la física cuántica se ha dicho que nadie la entiende. En palabras del físico español Enrique F. Borja “La mecánica cuántica es una teoría física tan difícil de entender como de explicar. Se afirma incluso que no hay nadie capaz de comprenderla, y que permite fenómenos que escapan a toda experiencia. De hecho, existe una diferencia tan grande entre los comportamientos cotidianos a nuestra escala y los típicamente cuánticos que somos incapaces de plasmarlos en forma de imágenes y ejemplos. Decimos no entender la teoría cuando lo que queremos decir es que no sabemos imaginarla.” (El vacío y la nada, RBA, 2015) (Las negritas son mías)
No sabemos imaginarla... no sé por qué me viene a la mente la definición de patafísica, la disciplina inventada por Alfred Jarry y cultivada por Boris Vian y Julio Cortázar, entre otros: “La Ciencia de las Ciencias, dedicada al estudio de las soluciones imaginarias y a las leyes que regulan las excepciones” y otorga “simbólicamente a las delineaciones de los cuerpos las propiedades de los objetos descritas por su virtualidad”.
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Bertha Hernández me hizo llegar un texto que llamó su atención en el libro Breve historia de este puto mundo, de Daniel Samper Pizano (Aguilar, 2016). De alguna manera le recordó la entrega “El perro ladra, la vaca muge... ¿Y la jirafa?” (http://giroscronica.blogspot.mx/2016/10/el-perro-ladra-la-vaca-muge-y-la-jirafa.html)
Dice así: “La vida en las cavernas
“No era fácil la vida para los homínidos. En las cuevas de Atapuerca, región española no muy lejos de Burgos, donde hoy sólo se consigue jamón, morcilla y paleontólogos, el paisaje era bastante azaroso hace 800 000 años.
“Rondaba el rinoceronte, corría el gamo, rumiaba el ciervo, bullía la rata, pinchaba el puercoespín, trisaba la alondra, ululaba el búho, crascitaba el cuervo,voznaba el cisne, crotoraba la cigüeña, arruaba el jabalí, estridulaba la langosta, glugluteaba el pavo, graznaba la urraca,tauteaba la zorra, himplaba la pantera, rugía el león, y ronrroneaba hambriento el tigre dientes de sable.
“Los tigres comían hombres, los hombres comían tigres y, si era menester, los hombres comían hombres.”
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Regaños. En la cubierta de un suplemento de viajes se lee: “Tequila, vuelo entre agaves” y nos muestran un helicóptero.
Veo difícil que un aeronave tal pueda volar entre agaves. No me cuadran los tamaños.
Lamento decir que Plaza Sésamo fracasó. No logró que los niños que se convirtieron en los actuales editores entendieran la diferencia que tienen “entre” y “sobre”.
Un helicóptero puede volar sobre las plantas, no entre ellas. Tal vez un dron pueda hacerlo.
En el sumario sí aciertan y promueven el sobrevuelo para competir con el ferrocarril en el turismo en la zona tequilera.
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Radix. La raíz “magno-na” significa grande, como en Alejandro Magno y en Carta Magna. La encontramos en “magnate”, que es persona ilustre. En “magnánimo” que es quien tiene grandeza y elevación de ánimo. “Magnavoz” es el aparato que amplifica el sonido y “magnífico” es excelente, espléndido.
“Magnicidio” es el asesinato de un personaje de poder.
Magneto no tiene nada qué hacer aquí. Su raíz es otra (magnes, imán)
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Pidió El Arca de Arena la palabra que “describe un plano largo y estrecho que une dos superficies planas en lugar de una esquina. También es la modificación de las aceras para permitir la entrada de vehículos a las cocheras. Un actor cómico mexicano lo tomó como nombre artístico. Trabajó con Fernando de Fuentes, entre otros directores. Un par de sus películas incluyen su apelativo en el título.”
Francisco Báez respondió, más por el nombre del cómico que por la descripción, según explicó. Marielena Hoyo nos dice que al “chaflán” también se le dice “ochava”. Y del actor Carlos López y Valles nos informa que nació en Durango en 1887 y murió en Chiapas 1942.Las dos películas que en su título incluyen su apelativo de “El Chaflán” son: Los millones de Chaflán (1938) y La última aventura del Chaflán (1945).
Añado, como dato curioso, que en la película ¡Ay Jalisco, no te rajes!, donde se consagró Jorge Negrete, el cómico cobró más que el cantante.
Bien, a una persona de buenas costumbres que ha logrado templar o moderar los excesos de los afectos se le llama… El Arca de Arena espera con templanza.



14 05 17

Publicado en La Crónica de hoy