sábado, 23 de diciembre de 2017

Entrambulicado con las explicaciones


Carlos Alberto Patiño




Me encontré con una palabra que llamó mi atención. Estaba leyendo La tierra pródiga, de Agustín Yáñez, y llegué a este párrafo: “...Como aquellos que dicen que quisieron hacer una torre más alta que el cielo y lo que pasó fue que se les entrambulicaron las lenguas…”. “Entrambulicar”... Qué verbo. Desde luego, no está en el diccionario de la Real Academia.El de Mexicanismos de la Academia Mexicana de la Lengua explica que es confundir.
En las Memorias de la Academia (Tomo XXIX de 2001), José Rogelio Álvarez explica que entre las “Palabras en español usadas en México y no registradas en el DRAE (ahora DLE)” incluidas en la novela de Agustín Yáñez Las tierras flacas está “entrambulicar. ‘Revolver, desordenar objetos. 2. Escamotear con fines aviesos o por mera diversión’ [Brambila]. También complicar, enredar, dificultar, confundir. AY (Agustín Yáñez) dice (p. 217): ‘Coge al vuelo las operaciones más entrambulicadas, igual sumar, restar y dividir’”.
En algunas páginas virtuales dicen que es palabra de uso en Colima, pero también encontré a quienes aseguran que se utiliza en Culiacán, en particular, y en Sinaloa, en general. Otros la extienden a todo el Norte del país.
Busqué en otras partes y me enteré de que Juan José Arreola calificaba así a Juan Rulfo. “Siempre fue retraído, sí, y tímido. Pero quizás esas no son palabras adecuadas para describirlo. Era al mismo tiempo un poco huraño, cazurro, ladino. Hay una palabra que se usa o usaba por aquí en Jalisco, que describe su socarronería: mozongo. Eso es, Juan Rulfo era mozongo y entrambulicado (...) Percibí en Rulfo lo que puedo describir como una fuerza oblicua, semejante al trote del coyote. Tanto él como sus personajes parecían ver las cosas, juzgarlas, de una manera oblicua, al sesgo, yo diría que en bies. No había una recta en su pensamiento o en su modo de contar las cosas, sino un diagonalismo, un espíritu de alfil.”
También en Guerrero hay presencia de la palabra, atribuida al lenguaje de la costa. Así se infiere de los siguientes párrafos tomados de la novela Sangre Bronca, de Graciela Guinto Palacios (Chilpancingo, 2015):
“—Bueno, también por la sencilla razón de que él era celoso con el Sufragio Efectivo no Reelección, por lo cual, los revolucionarios se habían levantado en armas. Es decir, el general Calles veía con malos ojos que Álvaro Obregón se reeligiera y fuera otra vez presidente de la república. Aunque no iba a ser una reelección inmediata, porque ya están transcurriendo los cuatro años del período de Calles, por lo cual sí podía el general Obregón asumir la presidencia. Para que me podáis comprender, os lo explicaré de otra manera.
“—Sí, padrino, porque ya me “entrambulicó”.
“—No se dice “entrambulicó” sino confundió. ¡Carambas, tenéis los modismos costeños bien firmes en vuestras neuronas!
“—Sí, padrino, ya no diré entrambulicó ni “entrambulicar”, pero es que ya se me clancó.
 “—¡Ja, ja, ja! ¡Contigo es cuento de nunca acabar con tus modismos! “Ahora me sales con “clancó”, ¡decid: se me grabó!
“—Sí padrino, pero explíqueme mejor, para que pueda entenderle.”
Siguiéndole la entrambulicada pista a la expresión, me topé con un texto escrito en norteño. Aquí se los comparto:
“Añorábamos también las tardes cuando buquis matando cachoras y huicos con el tirador y el tirabichis, o recordando cuando nos íbamos a chirotear en que’l Chicho
o el Tomás y nos rompíamos el hocico por un par de catotas que terminábamos regalándole al más morro; agarrábamos cigarrones para amarrarlos con hilo y traerlos de papalote; corríamos como locos después de tumbar las bitacheras de los tabachines; seguíamos a los fariseos para arremedarlos y tirarles huachaporis.” Está en http://www.jorgedelatorre.net/cultura/diccionario/DiccionarioSonorense2006_05_2312.pdf
Para entender el texto, tomaré de ese documento el significado de los regionalismos:
“Buqui”: niño, bebé; “cachora”: reptil lagarto de dimensiones reducidas; “huico”: iguana que hace su nido en hoyos; “tirabichis”: Juguete hecho con la boca de una botella de plástico y un globo atado a ésta, utilizado para lanzar bichis en medio de batallas campales entre los buquis del barrio; “bichis”: Pequeñas bolitas fruto del árbol de la pingüica Bichi; pero también, desnudo, encuerado, y adverbio de modo indicando tremenda velocidad. Ej. “Hecho la bichi”.
“Chirotear”: armar o hacer un desmadre; “catotas”: canicas; “cigarrones”: libélulas; “bitacheras”: panal de bitachis; “bitachi”: avispón, abejorro; “fariseos”: danzantes de las festividades de Semana Santa; “huachaporis”: hierba con forma de bola del tamaño de un frijol y cubierta de espinas.
Es inconmensurable el océano de los regionalismos ¡Y sólo hablamos de algunos modismos de México! Habrá que ocuparse en algún momento de los del continente.
Por lo pronto veamos unos pocos ejemplos del otro extremo del país. Si en el Norte hay presencia de las lenguas indígenas, en Yucatán el maya está más que presente. Palabras como “tuch” (ombligo) y “huach”, (cualquiera que no sea yucateco), son ejemplo. “Pibil”, como la famosa cochinita, significa enterrado. La forma tradicional de preparar el platillo es en un horno subterráneo.
Hay otras formas muy peculiares del español yucateco que no son necesariamente mayismos. Muy conocida es la expresión “lo busco, lo busco, y no lo busco”, para decir que “no lo encuentro”. O el ambivalente sentido de prestar. Se dice “te presto el vestido negro” para pedirlo. Extraña nos suena en el centro del país una oración como “me quité a las siete”, pues usamos “me fui”, “me retiré”.
Hay palabras de poco empleo en otras latitudes y también algunos arcaísmos de vigencia plena en la península.
Es el caso de “anolar” que en el DLE es “roer, chupar”; “achocar”. “meter a la fuerza”; “chola”, “cabeza”; “enchumbar”, “empapar”.
Lo dicho, es vasto el territorio de los modismos.
Nos vidrios.
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Regaños.
           Un neologismo de El País, de Uruguay: “… (Señaló) a El País el doctor en Historia Económica y socio de CPA Ferrere, Gabriel Oddone. ‘La economía se inflacionó de manera sorpresiva…’”
El mismo en el diario Gol, de España: “El mercado del fútbol se ha vuelto loco. Este verano se volvió a inflacionar al batirse el récord histórico con la marcha de Neymar del Barça por 222 millones de euros”.
Todavía no es palabra reconocida, por lo tanto es barbarismo, pero ya sabemos, el uso hace la norma. No tardarán las academias, la monárquica y las asociadas, en darle carta de naturalización a tan feo verbo.
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Rápida fue la respuesta que dio Francisco Báez al reclamo de El Arca de Arena. Llegó también la infaltable aportación de Marielena Hoyo. Adagio es una sentencia breve y de tinte moral y al mismo tiempo, en música, es un movimiento lento.
A sugerencia de Mangel, El Arca de Arena recupera de su acervo un verso que hace las veces de estribillo en un emblemático poema de la literatura de horror. Es uno de los más conocidos en lengua inglesa, aunque en español también tiene su peso. Hay famosas parodias, como la de Los Simpson.


Publicado en La Crónica de hoy 
  
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