sábado, 30 de julio de 2016

Más del reino de la imaginación



Carlos Alberto Patiño

Las tierras imaginarias dieron lugar a una lluvia de recomendaciones.
Ya les decía yo que era difícil cerrar la lista. También hubo sugerencias de países extintos.
Hugo Martínez me recordó las dos Alemanias, escenario crucial de la Guerra Fría.
También los dos Pakistanes, de los que el Oriental dio lugar a Bangladesh. Rememoró, de igual manera, la efímera República de Biafra, escindida de Nigeria y reintegrada a punta de fusil al país africano.
El mismo Hugo habló de “Comala”. Concluyó que el Comala de Colima no es el mismo que el de Juan Rulfo. Así que Comala —sugerido también por Tania Marsili— entra en nuestro catálogo.
Entonces debe incorporarse a “Mogador”, pues la construcción que hace Alberto Ruy Sánchez de la isla marroquí la hace merecedora de un lugar.
“La Goma” es un caso distinto, pero relacionado. Cuando están tratando de mandarnos muy lejos, allá por los rumbos del Rancho de López Obrador, se usa este término. En realidad, La Goma es una comunidad de Durango en el municipio de Lerdo. Otra Goma está en la República Democrática del Congo (antes Zaire, antes Congo Belga).
Y ya que aludimos (Tania y yo) a la finca de El Peje, diré que aunque “La Chingada” existe, el uso que damos a la palabra excede con mucho a la realidad del lugar, por lejano que esté.
No sé de dónde salió el nombre de la propiedad del sempiterno candidato presidencial, si ya la adquirió así o él se lo puso. A mí me recuerda el rancho de Álvaro Obregón, “La Quinta Chilla”, denominada así por el caudillo con peculiar sentido del humor.
Timbuktu o Tombuctú son otros sinónimos de lugar en la lejanía. Ambos están en la República de Malí.
Antes de iniciar con las aportaciones de Marielena Hoyo y Francisco Báez, pondré la lista de Mangel Patiño.
En su larga relación pone uno ubicuo: El “Springfield” de Los Simpson.
Me reclama no haber incluido “Pepperland”, la tierra del Sargento Pimienta, y pide incluir todos los mares que recorre la nave. Aquí van: “Mar del Tiempo”, “Mar de la Ciencia”, “Mar de Monstruos”, “Mar de la Nada”, donde encuentran al Hombre de ninguna parte (Nowhere Man), “Mar de las Cabezas”, “Mar de Agujeros” y el “Mar Verde”.
Según él, deben estar los países de la serie Ahí viene Cascarrabias, como “Globilandia” y “Zapatolandia”, pero en primerísimo lugar “La cueva de las orquídeas susurrantes”, donde está escondida la Llave de Cristal. Este lugar corresponde también al de los sitios inalcanzables, pues La Princesa Amanecer y Terry nunca logran encontrarla.
Con los Asteroides de El Principito continúa la lista de Mangel. Siguen La dimensión desconocida (¿notaron la alusión en el título de este artículo?), El Extraño Mundo de Jack, y una ciudad cuyo nombre me llamó la atención, “San Fransokyo” (de San Francisco y Tokio), sede de los superhéroes de la película Big Heroes 6. Insistió en incluir “Fondo de Bikini”, donde mora Bob Esponja. Su selección contempla el planeta “Saiyan” que, con “Vegeta”, son origen de los personajes de Dragon Ball.
Y aquí se empata Marielena Hoyo, quien propone otro de los planetas de la serie: “Namek”

La colega pone en su relación a “Zenda”, la del prisionero (Sir Anthony Hoppe Hawkins); la “Narnia”, de las crónicas; “Shambhala”, reino mítico ubicado en la cordillera del Himalaya; la “Luna de Endor”, de la saga La Guerra de las Galaxias; “Cimmeria”, tierra de Conan, y uno que yo había pensado para la entrega pasada, pero que se me quedó fuera, el “planeta Melmac”, de la serie Alf.
Añade ella “Aztlán” y “Basan City”, de Sin City, entre otros.
¿Y el Mundo Feliz de Huxley?
“Inframundo” es palabra polivalente. Alude al infierno, pero también al hábitat de los muertos. Es, según Tim Burton, el lugar de las Aventuras de Alicia con el Sombrerero Loco y el Jabberwocky, como nos recuerda Bertha Hernández, se usa para Purgatorio y Mictlán. Y es el escenario de la lucha entre vampiros y licántropos en la película Underworld de Len Wiseman (2003).
Francisco Báez nos añade a “Cuévano”, esa especie de Guanajuato de Jorge Ibargüengoitia. En su catálogo tiene a “Tlön”, “Uqbar” “Orbis tertius”, ciudades imaginadas por Jorge Luis Borges.


Ya casi para terminar propongo tres islas: “La del Tesoro”, la de “Gilligan” y la de “La Fantasía”. Marielena Hoyo suma “la Isla Calavera” (Skull), morada de King Kong.
“Riverdale”, la ciudad de Archie, “Piedradura” de los Picapiedra y el “Mundo Bizarro” no pueden quedar fuera. Tampoco “La Tierra de Oz”, Y de ninguna manera hay que olvidar a “San Garabato de las Tunas, Cuc.”, creación de Rius y dominio de Juan Calzonzin y de su inseparable Chon Prieto.
El remate es la “Dimensión Zrfff”, de donde sale el plagoso Mr. Mxyzptlk. ¿Algún lector sabe cómo deshacerse de este personaje?


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El Arca de Arena recibió respuesta de Marielena Hoyo, Bertha Hernández y Francisco Báez. El lugar de tormento donde Quasimodo veía a Esmeralda, y recibió su consuelo es la “picota”, anagrama de “óptica” (local donde se mercan espejuelos).

Entusiasmada con los anagramas, El Arca pide el de “cotufa”. Es término para designar a alguien que sabe mucho de muchos temas. Un ideal renacentista.

30 07 16

Publicado en La Crónica de hoy


sábado, 23 de julio de 2016

De países extintos y tierras imaginarias

Hay países que ya no existen. Desaparecieron por los avatares de la historia. Hay otros que no tienen materialidad porque forman parte del reino de la imaginación.          
Cuando yo estudiaba, el mapamundi incluía naciones que se desvanecieron en menos de 50 años.     
Había, por ejemplo, una Yugoslavia, una Checoslovaquia y una Unión Soviética.
Cuando mi madre estudiaba, su libro de historia contemporánea llegaba a la Primera Guerra Mundial. Y había otros países, como los Imperios austrohúngaro, otomano y ruso.
Hubo en el siglo XX países efímeros como El Manchukuo, de gobierno chino fantoche al servicio de los japoneses en la Segunda Guerra Mundial; la República de Saló (República Social Italiana), títere nazi en el norte de Italia; o Vietnam del Sur, formado tras la salida de Francia de Indochina, antes Cochinchina.
Los hubo que duraron siglos y ahora son sólo recuerdo como al-Andalus.
De aquel imperio donde no se ponía el Sol, queda la memoria, como permanece la de su enemigo ancestral, la pérfida Albión, cuya añoranza de las épocas de gloria la llevaron al Brexit.
De incas, aztecas y mayas nos quedan ruinas y genes.
La herencia griega la absorbimos todos. Y no se diga de Roma.
La península balcánica dio origen a la palabra balcanización, que significa desintegración, fraccionamiento de un territorio en entidades generalmente hostiles. Hace falta un grueso volumen para entender el rompecabezas de esos estados que se componen, se descomponen  y se recomponen.
Hay países que permanecen a pesar de haber sido repartidos, invadidos, fragmentados y vueltos a reunificar. Tal es el caso de Polonia o de las Repúblicas Bálticas (Lituania, Estonia y Letonia) conocidas ahora como los Estados Bálticos.
No conformes con la multiplicidad de naciones, los humanos nos hemos hecho de un importante catálogo de lugares imaginarios. La lista es larga como grande es la capacidad de invención.
Los hay que figuran en la literatura y en las tradiciones y los hay inalcanzables, aquellos que se persiguen como un ideal al que nunca se accede, pero donde la riqueza y la felicidad campean.
En primerísimo lugar está la ínsula “Barataria”, que con tanto tino gobernó Sancho Panza a partir de los sabios consejos de su señor don Quijote.
“Macondo” es otro fundamental. El terruño de los Buendía tiene tan fuerte personalidad que muchos amigos y conocidos provincianos, cada vez que hablan de sus pueblos, los llaman Macondo, aunque las diferencias ambientales sean tales como las que distinguen a la zona colombiana del sitio original con las de, por ejemplo, Caborca, Sonora.
Para citar otro territorio recientemente vuelto a la fama por el cine, está “La Comarca”, hogar de Bilbo y los otros hobbits.
En esta lista, hecha sobre todo de memoria, no puede faltar “El País de las Maravillas”, donde el Conejo, la Liebre de Marzo y el Sombrerero reciben a Alicia.
En “La Tierra de Nunca Jamás”, Peter Pan, el muchacho sempiterno, con su grupo de niños perdidos, combate al capitán Garfio.
La isla de “Mompracem” es el refugio donde Emilio Salgari ubica a Sandokán, Yáñez de Gomara y los valientes Tigres de la Malasia. “Yoknapatawpha” es el mítico condado de Mississippi que William Faulkner usó para alojar a los Sartoris, los Snopes, los Compson y los Sutpen.
En otra isla, “Lilliput”, Jonathan Swift hace recalar a Gulliver para ser capturado por los personajes diminutos que luego lo hacen su amigo.
“R’lyeh” y “Arkham” son escenario para los personajes de H.P. Lovecraft, desde el formidable Cthulhu a Nyarlathotep y el soñador Randolph Carter, quien en sus viajes oníricos va en busca de la desconocida “Kadath” y traspasa las enormes puertas de “Perdóndaris”, talladas en una sola pieza de marfil.
En las Montañas de la Locura (Antártida) habitan seres prodigiosos. En ese relato, Lovecraft da continuación a La narración de Arthur Gordon Pym, la única novela de Edgar Allan Poe.
Utopía, de Tomás Moro, prototipo del mundo ideal, es de referencia obligada.
La “Shangri-la”, de Horizontes Perdidos (James Hilton) es también un paraíso.
Del “Reino del Preste Juan”, de tradición medieval, hace Umberto Eco objetivo de su personaje Baudolino.
Al “País de la Cucaña” suele llamársele  también “Jauja”, pero este último lugar sí existe. Es una ciudad en Perú, célebre por sus riquezas, tantas, que se convirtió en referencia mítica de país de la abundancia.
En cambio, “El Dorado”, “La Cíbola” y “La Quivira” son lugares míticos que despertaron la codicia de los conquistadores de América y que contribuyeron a extender las exploraciones a lugares de difícil acceso.
¿Y la “Fantasía” que Bastián Baltasar Bux debe salvar para resguardar a la Emperatriz Infantil?
No encuentro la manera de concluir este “Giros”.
Faltan regiones como el “Hades”, el “Olimpo”, “Asgard”, “Mictlán”, el “Edén”.
¿Y todas la Ciudades Invisibles, de Italo Calvino, o Camelot?
Faltan planetas como “Vulcano” y “Kriptón”, origen, respectivamente, del Señor Spock y de Kal-el, conocido como Supermán. Ciudades como la “Gótica” y “Metrópolis” merecen su lugar.
Faltan los continentes perdidos de “La Atlántida”, “Mu” y “Lemuria”.
Y por no ignorar al universo de los cómics, van “Patolandia”, “Ixtac” y “La Coyotera”, residencias de Donald y sus sobrinos; Chanoc y Tsekub; y del cacique don Briagoberto Memelas, compadre de Borola Tacuche de Burrón.
No se agota el compendio. ¿Qué sitio fantástico incluirían los lectores?

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Al juego de moda, el Pokémon Go, le sobra la tilde. Por artificial que sea, la palabra es grave terminada en “ene”. Y como sabemos, a esas palabras no se les pone acento escrito.

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Corrió con suerte El Arca de Arena, pues recibió respuesta de Marielena Hoyo, Francisco Báez, Claudia Sánchez, Gerardo Galarza y Mario Vázquez. Las pequeñas tiras del pantalón que sujetan el cinturón son las trabillas o presillas.
El Arca pide ahora la palabra que describe al lugar de tormento desde donde Quasimodo veía a Esmeralda, y luego tuvo la fortuna de recibir su consuelo. También es anagrama de una disciplina de la física y de la casa en la que se mercan espejuelos.

23 07 16

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sábado, 16 de julio de 2016

Tutiplén, zangandongo, seno…

Carlos Alberto Patiño

Tutiplén no es una palabra que escuchemos seguido. Tampoco plenilunio y menos chiquilicuatro.       
La primera de ellas significa abundancia y por su etimología es cercana a plenilunio que es el momento de la luna llena. Chiquilicuatro quiere decir persona joven, arrogante y de escasa formalidad o sensatez.
Espejuelos, pescozones, chinelas, tahona o pizpireta quizá sean más familiares para algunos, pero dudo que lo sean para los más jóvenes.
La primera es sinónimo de anteojos, luego sigue golpes en el pescuezo o en la cabeza. Las chinelas son pantuflas de estilo oriental, en la tahona se hace el pan y pizpireta es coqueta.
Qué palabras, ¿no?
La lista sigue.
Esponsales, cuclillo, pagoda y carricoche.
Explico. El primer término es el compromiso de matrimonio, aunque hay quien lo usa como sinónimo de boda. El segundo es el ave que sale a dar la hora en los relojes de cucú, la tercera es un templo oriental y el carricoche es un carromato.
Voy a abundar otro poco.
Tapanco, quinqué, linimento, botica, aceite de ricino, chambón, postín, mequetrefe, tambache.
La palabra inicial de esta serie es un entrepiso, donde, decía José López Portillo, vivían enanos que asustaban. La segunda es una lámpara de petróleo.
Linimento es un remedio de botica, es decir, de farmacia antigua, lugar donde se obtenía también el aceite de ricino, un producto que se usaba como remedio casi universal y de gusto bastante desagradable.
Un chambón no es quien tiene mucha chamba o que trabaja mucho, sino alguien poco hábil.
Postín es presunción, afectación. Mequetrefe es entrometido y tambache es bulto.
Todas estas palabras tienen un par de cosas en común. Son parte de dos universos o conjuntos que se entreveran.
Por una parte, están en el DLE (para ser exactos tapanco no está en el almodrote de la Real Academia, pero sí en el Diccionario del Español de México, el del Colmex) y, por otra, están en las canciones de Cri-Crí.
Hay más, muchas más, como corcel y carretela, como mayates y trebejos.
¿Se dan cuenta del nivel de vocabulario que manejaba Francisco Gabilondo Soler para escribir canciones infantiles?
Y no es que fuera rebuscado o pedante. Era un lenguaje comprensible entonces.
No quiero extrapolar ni hacer comparaciones estériles, pero ¿podrían contrastar este acervo con el que usan los personajes de “La CQ”?
¿O con las artificiosas pretenciones del sobrevalorado Chespirito?
No diré nada de los maestros actuales, paristas o no.
Me quedo como “La pensativa” de Cri-Crí:
Cuando la vaca va-caminando
va-cabizbaja, va-cavilando
dicen que vaca se escribe con “v”
¡bah-cada cosa la que uno ve!

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“Zangandongo” aportó Francisco Báez a la lista de palabras oídas en casa de los padres. Él explica que describe a quienes ya son grandes para presentar una conducta. Por ejemplo, un niño crecido que va en carreola es un zangandongo, pero también una adolescente que va a la escuela con su osito de peluche o un hombretón de 30 a 40 años que vive con sus padres. El DLE dice que es un holgazán.
Bertha añadió “arranarse”, que uno de sus tíos usaba para retirarse a su cuarto a haraganear. El DLE dice que es “Caer abriéndose de piernas” o “Sentarse en el suelo con las piernas entrecruzadas, ponerse en cuclillas”. A la mejor el tío quería decir arrellanarse.
Yo recordé una expresión enigmática que usaban unas niñas vecinas, amigas de mi hermana. Cuando algo no les gustaba o estaban en desacuerdo decían “michi” o “mishi”, levantando la nariz. Nunca supe de dónde salió esa expresión ni qué significaba, pero estoy seguro de que era despectiva.
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Sobre las partes del cuerpo que Giros, pudoroso no mencionó, surgió la idea de aclarar que “seno” es una cavidad o hueco. Originalmente era el espacio entre las mamas. Por ejemplo en la expresión “se llevó la mano al seno” o en “guardó su dinero en el seno”. De ahí pasó a nombrar a cada una de las partes aledañas, que también se llaman “tetas” o “pechos”. En México se llaman chichis, palabra de origen náhuatl que significa mamar. Por ser de ese origen se considera de uso popular y hasta vulgar. “Bubis” es anglicismo de niña ñoña.
A propósito de esa región corporal, les comparto una historia.
“Llevaron al bebé al parque (Parque México). Lo pasearon, le mostraron las fuentes, los patos, las palomas y los perros.
Se cansó y su madre lo tomó en brazos.
Llegaron frente a la escultura que remata la explanada del teatro Lindbergh. Es esa de la fuente donde una mujer, con el pecho descubierto, vierte dos cántaros de agua.
El nene abrió tamaños ojos. No miraba los cántaros precisamente. Se quedó azorado con la figura. Su semblante indicaba que en su cabecita algo rebullía.
De pronto, extendió su manita y la metió por entre la blusa de su madre”. (Crónicas al vuelo, 2005 http://alvuelo.blogspot.mx/2005/05/ de-madres.html)

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El Arca de Arena tuvo respuesta de Pancho Báez: “se apendejó”. Gerardo Galarza usó un eufemismo y puso “se atontejó”. El lector que firma como “Gatobeodo Chema Araujo” preguntó: “¿Le crecieron las orejas?”.
Yo pensé en un burro, pero Bertha Hernández dijo “se aconejó”.
Ahora, a petición de algunos lectores, El Arca plantea una pregunta más o menos sencilla ¿Cómo se llaman las pequeñas tiras del pantalón que sujetan el cinturón?

09 07 16


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sábado, 9 de julio de 2016

Eufemismos

Giros

Carlos Alberto Patiño

Un eufemismo puede ser una cuestión de tacto, de delicadeza. Es disimulo y muchas veces intento de engaño.  Es territorio fértil para lo “políticamente” correcto. Es una forma de edulcorar la realidad.    El Diccionario de la lengua española dice que es una “Manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta y franca expresión sería dura omalsonante.”
Para el Diccionario del español de México es “Palabra que se juzga inofensiva o socialmente aceptable y que sustituye a otra cuyo uso o significado el hablante considera vulgar, ofensivo, violento o tabú.” Y pone como ejemplos “Como cuando se dice blanquillo en lugar de huevo, persona de color en vez de persona negra, o hacer el amor por tener relaciones sexuales.”
Los gobiernos son muy proclives a usar este recurso.
Verbigracia, cuando llaman “encharcamientos” a las inundaciones o cuando se refieren a “cortes viales” para disimular el cierre de calles.
Las zanjas son simplemente “baches” y las tormentas y tempestades son “lluvias atípicas”.
Vandalizar, bloquear calles y carreteras, agredir… son formas de la “libre manifestación”.
Se dice que los impuestos no subirán, sólo se hacen ajustes por la inflación, pero si a los sueldos no se les hace tal ajuste, los ciudadanos de a pie sí sufren un aumento.
También se hacen ajustes de personal para no causar pánico con la palabra despidos.
La reforma sigue en pie, solamente se revisa. Y el funcionario no fue destituido, su renuncia fue por motivos de salud.
En la vida cotidiana se usan para disimular insultos: la tiznada, la porra, la goma…
Chin, chin marín, chintetes, chifosca mosca…
Pero con lo políticamente correcto, tejones porque no hay liebres. Son a veces artísticas las piruetas que hacen algunos para maquillar defectos.
Veamos.
Antes, con un diminutivo cariñoso bastaba. A los ancianos les decíamos viejitos, abuelitos. Luego nos salieron con la nebulosa expresión “adultos mayores” (¿Mayores que quién?) y ese oxímoron de los “adultos en plenitud” (Sólo que sea por la plenitud de achaques).
Claro que la idea de la vejez ha cambiado y que cuenta la actitud del sujeto afectado por la edad, pero nada le quita la palabra “viejo” a un ruco.
La discriminación las más de las veces está en la mente del que atenúa las palabras para negar la realidad.
Un ciego es el que no ve, ¿a qué viene eso de invidente? Quizá como sinónimo.
Al miope le decíamos “cegatón”, “Mister Magoo”, hasta “cuatrojos”, pero la intención blandengue nos lleva a los “débiles visuales” y ahora a las personas con discapacidad visual.
Si a alguien le falta un brazo o lo tiene baldado es un manco y si perdió una pierna es un cojo.
¿Dónde está lo peyorativo en las antonomasias El Manco de Lepanto o El Manco de Celaya?
Pero hay quien piensa que enmascarar cambia la realidad, como con las “personas con capacidades diferentes”. ¡Mecachis! ¡Todos tenemos capacidades diferentes!
Que se busque respeto a quienes tienen limitaciones o padecen males incapacitantes, no implica el camuflaje. De hecho para resolver un problema primero hay que reconocer que lo hay. Con poner las cosas bajo la alfombra de los eufemismos no se arregla nada. Es una manera de hacerse como el Tío Lolo.
De otro tipo son expresiones como “voy al tocador” o “voy a polvearme la nariz”, pero esta última, en los tiempos que corren, podría causar suspicacias.
Cómo cambian los significados. Antes “hacer el amor” era hacer la corte. Hoy denota lo que dice el DEM en el ejemplo arriba citado.
Pensador, penitente, pendécuaro... difuminan el hacer del citado Tío Lolo.
Y ese mamema publicitario que invita a llamar clásico a un auto viejo. Dar una gratificación parece algo aceptable, pero si se le da a un servidor público, es una mordida monda y lironda, aunque sea sólo para los chescos.
Como si adornando las palabras desapareciera el feo trasfondo.
Las ahora llamadas sexoservidoras no necesitaban otra denominación, las hay en abundancia. Desde “la horizontal”, “la moza del partido”, “hetaira” y un largo etcétera. La palabra de cuatro letras es corta y directa, pero aunque muy útil por esas características, tampoco podríamos usarla para hacer titulares.
Los órganos genitales tienen su propio catálogo, tanto los masculinos como los femeninos.
Pero de esos, lectores, que cada quien se haga cargo y elabore su propio recuento.
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A la petición de palabras oídas en la infancia, Bertha Hernández aportó “sorgatón” y “baquetón”, que equivale a “labregón”, y me recuerda la que en mi casa decían, “verdolagón” cuyo significado es como el de “grandecito”: “Ya estás muy sorgatón para andar con jueguitos”, “¡Eres un labregón sin oficio ni beneficio!”, “Tamaño verdolagón y todavía se chiquea”. El baquetón es un tremendo haragán, conchudo y cínico.
Marielena Hoyo propone la siguiente lista: Pachucho, que en el Diccionario breve de mexicanismos de Guido Gómez de Silva aparece como “pachichi”. Proviene “del náhuatl pachichina, de chichina ‘chupar’ [raíz: chichi ‘mamar’]) y significa pasado y arrugado”. Según el DLE también es flojo, alicaído, desmadejado.
“Aposcaguado” es la condición en la que queda la ropa que no se seca y se guarda húmeda. ¿Cómo le quito lo aposcaguado a esta camisa que se quedó en el rincón? El olor es muy peculiar.
Añada doña Marielena cachivache o trebejo, carromato, chincheros (una expresión), cuidadete, covacha y malandrín.

El Arca de Arena recibió la respuesta de la misma colega.
Opalino es la palabra para algo entre blanco y azulado. En femenino es un papel (cartulina opalina). Su anagrama forma parte de Europa (Polonia).
Y ya entrados en eufemismos, pregunta El Arca de Arena ¿A qué equivale “cometió un error porque experimentó una súbita disminución de facultades intelectivas”? Se vale contestar con otro eufemismo. 


09 07 16

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sábado, 2 de julio de 2016

Más de antaño



Carlos Alberto Patiño

De las palabras que recordaba mi amiga Esmeralda hablábamos en la entrega anterior.
“Bitoque” era una de ellas. El Diccionario de mexicanismos de la Academia Mexicana de la Lengua (DM) la define como: “Llave para regular el paso de los líquidos”. Es también un contrapeso para cañones y una cánula para lavativas.” El Diccionario del español de México (DEM), de El Colegio de México lo pone como “Tubo delgado, con terminación roma, que constituye el extremo de la lavativa que se introduce en el ano”. Y el Diccionario breve de mexicanismos, de Guido Gómez de Silva (DBM), también de la Academia Mexicana, dice: “Tarugo de madera con que se cierra el agujero de los toneles”. Llave de cañería o de depósito de líquidos, grifo.
Para el Diccionario de la Lengua Española (DLE), el de la Real Academia, es “Tarugo de madera con que se cierra el agujero o piquera de los toneles.” O “cánula de la jeringa” y “grifo ( llave para regular el paso de los líquidos).”
Pero entre todos esos significados, el que corresponde a llave de agua es el que yo recuerdo. Mi padre lo usaba para contar una costumbre que tuve de niño muy pequeño. Decía él “Carlitos siempre iba al bitoque del jardín para peinarse”.
De las definiciones me saltan dos palabras y una expresión.
Las palabras son “tarugo” y “grifo”.
La primera, en México, la consideramos para alguien “Que es poco inteligente, que es tonto: “¡Yo de taruga me dejo!”, “Le voy a dar sus trancazos pa que se le quite lo tarugo”, “¿Y usted qué se trae, viejo tarugo?”. Así lo consigna el DEM.
Para el DBM no existe, y para el DM lo sabremos si por fin este año concluyen las profundas revisiones y preparativos para presentarlo.
Quienes en los años sesenta y setenta hubimos de soplarnos las traducciones al madrileño de grandes autores, además de saber qué es un “gilipollas”, sabíamos que un tarugo es un trozo de madera y que un grifo es una llave.
Pero “grifo” es, como sabemos, sinónimo de mariguano, término que para El Colmex es con “h”: “marihuano”. Tiene, asimismo, el significado de adjetivo capilar. Se refiere al pelo chino, crespo.
La expresión de marras es “ojos de bitoque” Confieso que no la conocía hasta que la vi en el diccionario. Es “ojos que miran atravesado”, lo cual me remite a la mirada de los bizcos, aunque no lo sé. Si es así, el término nacional es “bizcorneto”, como lo consignan el DM y DL (para éste significa estrábico).
“Zaguán” es otra de las palabras convocadas. Sin que haya caído completamente en desuso, se la emplea menos en la  medida en que desaparecen estos portones para ser sustituidos por puertas automatizadas de cocheras.
¿Zotehuela o azotehuela? Conozco a personas que la emplean con “a” y otras directamente con la “z”. Para el DEM es con “A”: “Pequeña terraza o patio interior de una casa o departamento, construido generalmente para que entre luz y aire a los cuartos interiores, y que se aprovecha para algunos servicios, como el lavado de ropa, el almacenamiento de utensilios, etc.: ‘La cubeta está en la azotehuela’
Para el DBM, es también “Azotehuela”. Significa azotea pequeña, aunque ése no es el uso que le damos. A ese espacio, ahora se le llama “cuarto de lavado”.
“Xocoyote” es una palabra de indudable origen náhuatl que significa lo mismo que el bíblico Benjamín, el más pequeño de los hijos. Cachorro de coyote es una traducción aproximada. Así le decían en su familia a mi profesor de tercero de primaria, Xicoténcatl de la Vega, quien nos lo contó en una ocasión en la que también nos explicó que su nombre era el del caudillo tlaxcalteca (El Joven, el que rechazaba la alianza con Hernán Cortés).
“Preservativo” le decíamos al condón, sobre todo cuando en la farmacia despachaba una mujer.
La lista del recuerdo es muy larga.
¿Algún lector rememora palabras que usaban sus padres y abuelos? Las espero.
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El uso del término hipocorístico en las dos entregas anteriores suscitó algunas dudas.
El hipocorístico es una especie de diminutivo cariñoso del nombre propio. Arrigo Coen lo explicaba diciendo que era un “cariñitivo”, es decir, la forma afectiva de referirse a alguien. Son hipocorísticos Pancho, Paco, Fran, de Francisco. Chela, de Celia, Marce de Marcela; Tavo, de Octavio; Lipe de Felipe, Nacho, de Ignacio. A los Eduardos solemos decirles Lalo, y Checo, a los Sergios. Soledad es Chole o Cholita, Dolores deviene en Lola, a Gabriela le decimos Gaby. Pau, Tino, Lupe, Chano, Pepe y un laaargo etcétera.
Hialino es la respuesta a El Arca de arena. Quiere decir traslúcido, como el cuarzo hialino y como el cartílago hialino.
Francisco Báez y Marielena Hoyo dieron otra opción que cumple más o menos con la condición: cristalino, como el cuarzo bien pulido, ya no en estado natural, como el hialino, y como el tejido que hace las veces de lente en nuestros ojos.
Ahora viene algo entre blanco y azulado. En femenino es un papel. Su anagrama forma parte de Europa.

02 07 16
 

Publicado en La Crónica de hoy