Carlos
Alberto Patiño
La expresión
del título sirve en México para exhortar a alguien a que se espabile, se ponga
listo, abusado, para que pueda salir avante en un problema o para sacar el
mejor provecho.
Al águila, a
pesar de ser símbolo nacional, no le ha ido bien. A la variedad real, como la
que se paró sobre el nopal, se le ha puesto en peligro de extinción en un
territorio en el que se desplegaba con largueza.
Es una
especie profundamente ligada a la historia de los mexicanos. Nuestro mito
fundacional la incluye y es fuente de gran orgullo, como lo fue de nuestros
antepasados.
La palabra
águila tiene connotaciones de astucia, habilidad y majestuosidad.
Es, según el
Diccionario de la lengua española, un “ave rapaz diurna, de 80 a 90 cm
de altura, con pico recto en la base y corvo en la punta, cabeza y tarsos
vestidos de plumas, cola redondeada casi cubierta por las alas, de vista muy
perspicaz, fuerte musculatura y vuelo rapidísimo.”
En otra
acepción, el sustantivo corresponde a “cada una de las aves pertenecientes a la
misma familia que el águila y de características muy semejantes.”
Según la
misma fuente es “Enseña principal de la legión romana y de algunos ejércitos
modernos.”
Se llama
águila, siempre según el DLE, a la moneda de oro española que tenía en
el reverso la imagen de una de estas aves, a otra moneda mexicana y a una
estadunidense.
Está el
águila en las apuestas mexicanas, pues sin ella y sin el Sol no habría volados.
La tenemos, nos dice el Diccionario del español de México (Colmex), como
sinónimo de dinero: “Me gané cien mil del águila”.
Asienta el DEM
otras formas de uso popular de la palabra:
“Ser águila
o ser un águila descalza. Ser hábil, ágil o astuto: ‘Rodrigo es bien águila con
el balón’, ‘Marta es muy águila para las matemáticas’, ‘Cuco es un águila
descalza componiendo coches’
“¡Águila!
Expresión con que se pone a alguien en guardia, se le previene de algo o se le
pide que esté atento: ‘¡Águila con el camión!’
“De
aguilita. En una postura que recuerda la figura del águila; en cuclillas o
manteniendo alguna parte del cuerpo suspendida en el aire o sin apoyo”
(posición necesaria en algunos baños públicos).
“De
aguilita. Al vuelo, dando un brinco o sin apoyarse: bajarse de aguilita del
trolebús.”
Aguiluchos
se llama el equipo de futbol americano del Heroico Colegio Militar, y
precisamente esta institución es una de las más interesadas en recuperar la
población de águilas en el país.
El Colegio
cuenta con el Centro Nacional de Control y Protección del Águila Real en el que
trabaja en coordinación con las secretarías de la Defensa y del Medio Ambiente
y Recursos Naturales, así como con la Procuraduría Federal de Protección al
Ambiente.
Las
instalaciones permiten atender hasta 30 ejemplares de manera simultánea. Se
hace bajo un esquema que contempla, nos explica el folleto sobre el tema
elaborado por las dependencias, “la rehabilitación clínica, física y
conductual, reproducción y reintroducción en el medio silvestre”.
Tradicionalmente
los cadetes tienen trato con las águilas y otras especies propias de la
cetrería (la cacería con el empleo de aves rapaces).
De hecho,
existe la figura de “cadete cetrero”, que es una denominación habitual, para
los cadetes que vemos en los desfiles militares. Aclara el folleto que, en
realidad, a este personal debería llamársele “rehabilitador”, ya que no realiza
una actividad de caza, como tal, sino que se ocupa del “cuidado, manejo,
adecuación, entrenamiento, interacción y socialización en las diferentes
ceremonias en que tiene participación personal de cadetes”.
Nos explica
la obra consultada que “Durante los desfiles en los que forma parte el cuerpo
de cadetes de este heroico plantel, el personal de cetreros desfila a
retaguardia de la escolta de bandera, esta organización se debe a la
importancia que reviste el águila, la cual se constituye como símbolo
característico de nuestro glorioso lábaro patrio”.
Muchos
recordamos la gran acogida que tuvo el cuerpo de cadetes en la celebración del
aniversario de la Toma de la Bastilla, en Francia, en 2015. No es menor, desde
luego, la cálida recepción que tiene en nuestro país este cuerpo, cada vez que
aparece en un acto cívico militar.
Actualmente,
el Centro tiene en rehabilitación a las águilas Zeus, Atenea, Apolo, Artemisa,
Tonantzin, Hera, Xochiquetzal, Cuauhpiulli, Quetzalcoátl y Cutcoa.
En 2011 se
logró la liberación a medio silvestre de Hades, en el Municipio de la Yesca,
Nayarit.
.-.-.-.-.-.
Sobre los
lobos, Bertha Hernández nos refiere una historia que relata Guillermo Prieto en
sus Memorias de mis tiempos. Cuenta el escritor liberal que cuando era
niño y vivía en Molino del rey, se supo que una loba rabiosa se dirigía al
bosque de Chapultepec, donde ya las familias paseaban.
El animal
llegó a la cima y penetró a la construcción que antecedió al Castillo. Escribe
Prieto que su padre “los dependientes y los criados del Molino del Rey se
armaron para perseguir y matar a la loba”. Detrás de los hombres “una cauda de
muchachos, entre los que yo iba, y aun de mujeres, siguió tumultuosa a los
perseguidores de la fiera”.
En la
edificación “habitaba sólo el guardabosques con sus tres o cuatro hijas, la
mayor de ocho años a lo más, y la abuelita, madre del guardabosques, anciana
encorvada de manos huesosas, trémula y de cabellos blancos, que cuidaba a las
niñas”.
La loba
atacó y mató a las niñas. Ignacio, el guardabosque, llegó, se abalanzó a la
fiera “emprendiendo una lucha indescribible, implacable de horror y de fiereza;
rodaban animal y hombre y se erguían sin soltarse; los dientes de la fiera
resbalaban rechinando en los huesos de los brazos del hombre”.
Finalmente,
la anciana le pasó una navaja abierta a don Ignacio, “quien agobiado bajo la
loba la degolló, cayendo muerta la fiera y aniquilado el hombre en un lago de
sangre, cuerpo y entrañas destrozadas”.
Remata don
Guillermo “¡Yo no sé qué fue de mí, pero ahora mismo escribo lleno de horror y
terror este recuerdo!”
Bertha
también nos recuerda al conejo-lobo en la aventura donde Wallace y Gromit deben
lidiar con la maldición del Were-rabitt.
Mángel
también quiso aportar su grano de arena y nos recuerda la canción “Attenti al
lupo” del gran Lucio Dalla.
.-.-.-.-.-
¡Chin, otra
vez les debo los regaños!
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A El Arca
de Arena le reclaman por lo que consideran gran dificultad en sus acertijos
y no le responden.
Para la
pregunta anterior, Hugo Martínez y Marielena Hoyo proponen “altramuz”, que es
el sinónimo de la palabra buscada. Quizá se quedaron con ese término porque yo
me confundí y dije que se trataba de un sustantivo, cuando en realidad es un
adjetivo. El que se relaciona con los lobos, es “lupino”.
“Matalobos”,
una planta muy tóxica que se emplea como analgésico en la herbolaria, fue
aportación de Francisco Báez y Marielena Hoyo
Ahora
tenemos un anagrama del personaje que nos ocupó en esta entrega. Lo es también
de la tercera persona singular presente de un sinónimo de hacer equivalente y
de un topónimo mexicano. Es un estipendio a cambio de un servicio.
28 10 17
Publicado
en La Crónica de hoy
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