sábado, 22 de abril de 2017

Las crías de los animales

Carlos Alberto Patiño

El cigoñino visitó las páginas de Crónica a requerimiento de El Arca de Arena a finales del año pasado.
Así se le dice al hijo de la cigüeña, ¿recuerdan? A las crías de las aves, en general, se les llama "polluelos" y a las de los mamíferos, "cachorros".
Cachorros, por ejemplo, son los jóvenes perros, gatos, leones, tigres Aunque también los llamamos "garitos", "perritos", "tigritos", "pumitas".
Cachorro es sinónimo de la nueva generación dispuesta a asumir el liderazgo.¿Se acuerdan del Cachorro de la Revolución?
El polluelo por antonomasia es el "pollo", el hijo del gallo y la gallina. El polluelo de los patos es el "patito", sinónimo aplicado a los humanos y sus instituciones como cosa chafa: "escuela patito".
"Pollo" es también el adolescente, como en la Ensalada de pollos de José T. Cuéllar.
Pavipollo y pavezno son términos para el vastago de los pavos. Aguilucho se llama la cría del águila y también es el nombre de un tipo de falcónidos de pequeñas dimensiones.
El descendiente de las cabras es el "cabrito". El otro, el que recuerdan los malpensados, es su papá.
"Alevines" son las crías de los peces, pero a la del salmón se le llama "esguín", que es el pececillo cuando no ha salido de los ríos al mar.
"Gazapo" es el conejito. La palabra también es sinónimo de errata, yerro al hablar o escribir. Y es, así mismo, el título de la primera novela de Gustavo Sainz. Para la liebre, la palabra es "lebrato"
"Renacuajos" llamamos a las crías de los batracios. Lugar aparte merece el ajolote, que en su condición de larva excepcional llega a desarrollar características de madurez sexual. El fenómeno es conocido como "neotenia" y consiste en que el ejemplar mantiene sus características larvarias o juveniles, aunque ya haya alcanzado el estado adulto.
El llamativo animal ha servido de inspiración para escritores como Octavio Paz (Salamandra, 1962), Julio Cortázar ("Axolotl", en Final de juego, 1956), Juan José Arreóla ("El ajolote", en Bestiario, 1972) y Salvador Elizondo ("Ambystoma Tigrinum", en El grafógrafo, 1972)
Del lobo, la cría es el "lobezno" o "lobato"; del oso es el "osezno"; del cerdo, el "lechón".
De la ballena es el "ballenato" (no confundir con el baile colombiano que se escribe con "v": el "vallenato").
Los hijos de los caballos son potrillos; las hembras son las potrancas. Estos términos también se aplican a las cebritas. De los ciervos son los "cervatillos" y los jabalíes tienen "jabatos" o "rayones".
La cría de la perdiz es el "perdigón" y las de las ovejas o carneros son los "corderos".
Viborezno es la de la víbora. Y "ternera", "becerro" o "novillo", la de la vaca.
"Pichón" es el hijo de la paloma. El del delfín es el "delfinato".
El genérico para los insectos es "larva", pero la de las mariposas es la "oruga" y la de las moscas es la "cresa' Del burro el hijo es el "pollino" y del cuervo, el "corvato". Para el gorrión es "gurriato" y el guanaco, ese camélido andino, tiene "chulengos".
La cría del coyote no tiene denominación específica.
En México, el "coyotito" es una siesta y los mexicas, al menor de los hijos, al benjamín, le decían xocoyote.
A la lista de palabras de origen religioso, Juan Ramón Magaña añadió "catecúmenos", que son quienes reciben el sacramento del bautismo siendo mayores de edad. Acaba de conocer la palabra, nos cuenta, pues su pequeño hijo comparte con algunos adultos la preparación para su bautismo.
Marielena Hoyo recuerda otra acepción de "gloria": "Solemos decir de continuo que 'estamos en la gloria', cuando no hay mejor estado anímico."
Regaños. La gente de bien no celebra ni festeja la muerte ni el sufrimiento de nadie. En abstraccelebramos a los muerdeceso sólo es motivo de regocijo para los malvados, quizá para algún sicario que cumplió una orden criminal y para los redactores, reporteros, productores de medios electrónicos, comentaristas, quienes, además, cuentan y con la anuencia de los correctores.
Durante la transmisión televisiva de la representación en Iztapalapa, el Viernes Santo, todo el tiempo se mostró en pantalla la leyenda "Celebración del Viacrucis".
El año pasado no faltaron las notas periodísticas que "celebraban" los aniversarios luctuosos de Cervantes y Shakespeare.
Hace ocho días hubo titulares que "celebraban" los 60 años del deceso de Pedro Infante, sinrazón doble, pues ya sabemos que el ídolo no ha muerto.
El verbo correspondiente es "conmemorar" (cum, conjunto; memorare, recordar).
Es el recuerdo público, el reconocimiento a la importancia de un hecho o personaje. El DLE pone: "Recordar solemnemente algo o a alguien, en especial con un acto o un monumento (...) Celebrar una fecha importante"
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Radix. "Zoon" es el griego para animal.Todos recordamos al animal político (zoon politikon) de Aristóteles.
Zoo está en "zoológico", "epizootia" y "protzoo". El primero es el lugar donde se exhiben, cuidan y, con suerte, se reproducen los animales. La segunda es una epidemia y el tercero es un organismo unicelular.
"Arqueozoología" es, nos informa el DLE: "Parte de la arqueología que se ocupa especialmente del estudio de restos de animales en yacimientos de antiguas culturas." "Zoolatría" es el culto o adoración a los animales.
"Zoofilia" es, para el DLE, el amor a los animales.La raíz está en "espermatozoide", el gameto masculino al que los primeros observadores le vieron forma de animalillo.
"Zootécnico" es quien practica la "zootecnia" y a ésta el Diccionario de la Academia la define como "Arte de la cría, multiplicación y mejora de los animales domésticos.
Existe la "psicozoología", que vendría a ser la psicología animal y la "mastozoología", el estudio de los mamíferos, La "zoografía" es la parte de la zoología que se ocupa de la descripción de los animales.
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Para El Arca de Arena, la respuesta, "filípica", vino de Francisco Báez y Luz Rodríguez. Marielena Hoyo explicó: "Un sinónimo de 'catilinaria' y también epónimo a la vez es 'filípica', del griego 'Philippikós' (amante de los caballos) y relativa a Filipo II, rey de Macedonia. Proviene de las cuatro arengas que pronunció Demóstenes contra tal personaje, que amenazaba la independencia de Grecia."
El Arca, impresionada por el lenguaje gongorino que recientemente leyó, reclama el sustantivo que es joya, adorno de Luzbel y mítico animal.
Lo sabía Lezama Lima.

22 04 17

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sábado, 15 de abril de 2017

Gloria, hosanna, aleluya

Carlos Alberto Patiño

Son días importantes para la religión católica. Hoy es Sábado de Gloria. Es tradicional la quema de judas y los cada vez más prohibidos y muy mal vistos juegos con agua. El remojón y baño para transeúntes son motivo de multas y arrestos.
Los que me conocen saben de mis ideas sobre la religión; los que me leen saben de mi interés por las palabras.
Ésa es la tónica de esta entrega.
“Gloria” es el “estado de los bienaventurados en el cielo, definido por la contemplación de Dios”, según el Diccionario de la Real Academia. El mismo lexicón señala que “En el cristianismo, lugar ideal en el que se encuentran los bienaventurados en presencia de Dios.. Y da también la acepción de “Cántico o rezo de la misa en latín, que comienza con las palabras Gloria in excelsis Deo.
Con la palabra “gloria” se forman expresiones como “que en gloria, o en santa gloria, esté” El DLE explica que se usa sa continuación de nombrar a un difunto.”
Con significados seculares tenemos “vieja gloria” que es una personalidad de otra época. Algo que “sabe a  gloria” es que tiene un gran sabor.
“Cubrirse de gloria” es lograr un triunfo, pero también se usa en sentido irónico para alguien que “la riega”.
Se usa para destacar el valor social de una persona. El ejemplo del DLE es: “Ramón y Cajal es gloria de España.”
El “Sábado de Gloria”, se decía, era el día cuando se “abría la Gloria”, tras el sacrificio de Jesús por el Pecado Original. Pero análisis teológicos, de doctrina, de calendarios y hasta de la duración del ayuno hicieron que esa fecha fuera solamente el Sábado Santo y la celebración de Cristo fuera el Domingo de Resurrección.
“Hosanna”, consigna el Diccionario de la lengua española, es “Exclamación de júbilo usada en los salmos y en la liturgia cristiana y judía” También: “Himno que se canta el Domingo de Ramos”.
“Aleluya” es una interjección para demostrar júbilo. Se usa, señala el DLE, especialmente en la época de Pascua.
El Diccionario del español de México (Colmex) añade que en uso popular es “Miembro de alguna de las diversas comunidades protestantes evangélicas y, en particular, de los Testigos de Jehová: ‘Aquí en nuestro pueblo hay de todo; hay evangélicos, aleluyas, etc.’”
No dejaré de mencionar la expresión muy socorrida entre los avorazados: “aleluya, aleluya, que cada quien agarre la suya”.
Veamos otras palabras de uso religioso.
“Transubstanciación” es la transformación del pan y del vino en el cuerpo y la sangre de Cristo durante la Consagración. Y ésta es, en la Liturgia, el momento en el que el sacerdote hace una oración especial para pedir la transformación.
La “contrición” es (arrepentimiento de una culpa cometida (...) En el sacramento de la penitencia, dolor y pesar de haber pecado ofendiendo a Dios.” (DLE)
Y este acto debe venir acompañado del “propósito de enmienda”, si no pierde su valor.
La “Ascensión” para los católicos es la subida de Cristo al Cielo. No hay que confundirla con la “Asunción” que, en sentido religioso, es la elevación al Cielo de la Virgen María en cuerpo y alma.
“Amén” es palabra de origen hebreo. Como sabemos, significa )que así seaq y se utiliza para terminar las oraciones.
Del Glosario de Términos Religiosos, del sitio Catholic.net, saqué las siguientes definiciones:
“Blasfemia: Expresión injuriosa contra Dios o los santos.”
“Carisma: Don gratuito dado por Dios como servicio a los demás, en función del progreso de la sociedad y la Iglesia.”
“Catequesis: Es la acción por la cual la Iglesia educa en la fe a sus miembros, sean éstos adultos, jóvenes o niños.”
“Católico: Significa ,universalu. La Iglesia se llama católica porque está abierta a todos los hombres de cualquier raza o condición.”
“Cisma: División que se produce en la Iglesia cuando algunos católicos rechazan la autoridad del Papa, salen de la comunión de la Iglesia y, en general, forman otra Iglesia. Dejan de ser católicos.”
“Crisma: Óleo sagrado consagrado por el obispo el Jueves Santo, compuesto de aceite y bálsamo. Se emplea en el Bautismo, en la Confirmación y en otras ocasiones.”
“Dogma: Es un punto de doctrina que la Iglesia ha definido de manera muy precisa y solemne, generalmente para subrayar su importancia y destacarla ante los fieles. Los católicos tienen obligación de aceptar los dogmas.”
“Excomunión: Sanción por la cual se separa a un católico de la comunidad eclesial debido a alguna falta grave, pública o privada. El excomulgado no puede recibir el cuerpo de Cristo en la Eucaristía ni otros sacramentos, mientras no se reintegre arrepentido a la iglesia.”
Magnificat: Canto que la Virgen María, según la narración de San Lucas (Lc. 1,46-55), pronunció en casa de su parienta Isabel cuando fue a visitarla.”
“Pantocrátor: El que todo lo contiene. Figura de Cristo sentado en una actitud de bendecir, que se coloca en al ábside de un templo dominando toda la nave.:
“Parusía: La venida de Cristo en los últimos tiempos.”
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Regaños. Lo seguimos haciendo en los periódicos y otros medios. Redactores y editores insisten de calificar como nueva a una especie desconocida. Es, lo había dicho, ignorar a Darwin y pasar por alto todos los procesos biológicos. Salvo casos de súbita mutación, los cambios en la naturaleza se dan en plazos extensos. Si un biólogo, explorador o aficionado encuentra un espécimen que no está clasificado es que ignorábamos su existencia, no significa que acaba de aparecer. No es nuevo.
Un regaño por usar palabras sin conocer su significado y no consultar el diccionario. Al reportero le suena como que la palabra queda bien, le late. La nota habla de acciones en el Metro para evitar ambulantaje: “...remitieron a 32 vagoneros al Juzgado Cívico y se desalojó a 10 invidentes que realizaban vendimia. El DLE explica: “vendimia. 1. f. Recolección y cosecha de la uva. 2. f. Tiempo en que se hace la vendimia. 3. f. Provecho o fruto abundante que se saca de algo.” ¡Recolectaban uvas los invidentes! ¡En el Metro! Tan fácil que era escribir “vendían”.
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Radix. La raíz de esta semana será “Theós , Dios ¿Cuál otra? Está en “teología”, que es la disciplina que trata de Dios. La tenemos en “teocracia”, el gobierno de los religiosos. Aparece, como vimos en la entrega pasada, en “entusiasmo”, que es la experiencia del que se siente imbuido por un dios. “Apoteosis” tiene esta raíz. Es la divinización del héroe. “Monoteísmo” y “politeísmo” son la creencia en uno (mono) o varios (poli) dioses. “Panteón” era el lugar dedicado a la adoración de todos los dioses y “panteísmo” es el sistema que identifica a todos los seres como parte de la divinidad. “Ateo” es aquel que no cree en la necesidad de la existencia de un dios.
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El Arca de arena requirió a sus seguidores una palabra de sonido cercano a la de la semana previa (catenaria). Epónimo que se aplica a un discurso muy vehemente dirigido contra alguien.
“Catilinaria” respondió Francisco Báez y escribió: “Quousque tandem abutere, Catilina, patientia nostra? (“¿Hasta cuándo abusarás, Catilina, de nuestra paciencia?”). Eso decía mi mamá.”
La conocía Bertha Hernández y Marielena Hoyo explicó “Es epónimo de Lucio Sergio Catilinia.” Sólo falta decir que el autor de los cuatro discursos conocidos como Catilinarias es Marco Tulio Cicerón y los dirigió contra el político Catilina, de quien se decía que encabezaba una conjura para dar un golpe de Estado.
El Arca quiere esta vez un sinónimo de la misma palabra, pero ahora de origen griego.

15 04 17

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martes, 11 de abril de 2017

Está en español, pero ¿qué dice?




Carlos Alberto Patiño
De idiomas inventados se habló en Giros la semana pasada. Idiomas que, conservando la sintaxis de la lengua original y la combinación de vocablos, logran significación.
Ahora invito al lector a leer los siguientes párrafos.
“Piramidal, funesta de la tierra/nacida sombra, al cielo encaminaba/de vanos obeliscos punta altiva,/escalar pretendiendo las estrellas;/si bien sus luces bellas/exentas siempre, siempre rutilantes,/la tenebrosa guerra/que con negros vapores le intimaba/la vaporosa sombra fugitiva/burlaban tan distantes, que su atezado ceño/al superior convexo aún no llegaba(…)”.
“Y aquellas que su casa/campo vieron volver, sus telas yerba,/a la deidad de Baco/inobedientes/ya no historias contando diferentes,/en forma si afrentosa transformadas/segunda forman niebla/, ser vistas, aun temiendo en la tiniebla,/aves sin pluma aladas (...)”.
¿Español? Sí, es obvio, pero ¿qué se entiende?
Tome el dato, es de Sor Juan Inés de la Cruz, la misma de los Hombres necios que todos conocen. Es parte de su Primero sueño. Un gran análisis de este poema está en Las trampas de la fe, de Octavio Paz (FCE, 1982).
Veamos otro ejemplo de nuestro idioma:
“Cercado es, cuanto más capaz más lleno,/De la fruta, el zurrón, casi abortada,/Que el tardo otoño deja al blando seno/De la piadosa yerba encomendada:/La serba, a quien le da rugas el heno;/La pera, de quien fue cuna dorada,/La rubia paja ——pálida tutora——/La niega avara y pródiga la dora”.
Más español que don Luis de Góngora no hay (bueno, sí, también está Quevedo). Es un fragmento de la Fábula de Polifemo y Galatea. Profundos análisis han merecido estas estrofas. Por lo menos desde el siglo XVII y en el XX por autores como Alfonso Reyes, Antonio Vilanova, Dámaso Alonso y el hispanista argentino Emilio Carilla.
Vamos a otro caso. Cambian época y género:
“La presencia de los chorros relativistas en las galaxias activas y su existencia en los microquásares responden a un mismo fenómeno: la acreción de materia hacia el agujero negro central”.  (Los agujeros negros, Las fuerzas extremas de la gravedad, RBA 2015, colección Un paseo por el cosmos).
Ni siquiera es ciencia pura. Es material de divulgación.
Nada más para contrastar, les pongo a José Lezama Lima:
“Brillando oscura la más secreta piel conforme/a las prolijas plumas descaradas en ruido/lento o en playa informe, mustio su oído/doblado al viento que le crea deforme./Perfilada de acentos que le burlan movedizos/el inútil acierto en sobria gruta confundido grita,/jocosa llamarada -nácar, piel, cabellos- extralimita/el borde lloviznado en que nadan soñolientos rizos”.
Es de Brillando Oscura…
A López Velarde todos lo conocemos y hemos escuchado o declamado por lo menos una vez La suave patria:
“Trueno del temporal: oigo en tus quejas/crujir los esqueletos en parejas,/oigo lo que se fue, lo que aún no toco/y la hora actual con su vientre de coco,/y oigo en el ruido de tu ida y venida,/oh trueno, la ruleta de mi vida.
“Sobre tu Capital, cada hora vuela/ ojerosa y pintada, en carretela”.
¿Y todo eso qué quiere decir?
J. E. Pacheco explicó en su Antología del modernismo (UNAM, 1970) que «López Velarde rescata en estos famosos últimos versos una imagen que desaparecerá muy poco después al generalizarse el automovilismo. Las cortesanas —esto es, las prostitutas de lujo— solían anunciarse paseando por la Avenida Madero (como se llaman San Francisco y Plateros desde el régimen carrancista) en coches de alquiler de cuatro asientos y cubierta plegadiza: las carretelas de bandera azul».
En una entrevista con Luis García Montero, Pacheco dijo “No tengo la menor idea de qué quiere decir con la hora actual con su vientre de coco”.
José Luis Martínez explica “Con este último verso nos dice que el presente, la hora actual, es una época vacía, hueca o sólo llena de agua como los cocos; dícese “cabeza de coco”, o si se prefiere “vientre de coco”, para decir que están huecos o sólo llenos de un líquido inocuo. El poeta prefiere “vientre” porque tiene cierto aire femenino y quizá juega también imperceptiblemente con la acepción mexicana del “coco” que asusta a los niños. Así, pues, desatada la síntesis de plurales significaciones, viene a decirnos: El tiempo presente tiene huecas las entrañas, carece de sentido y es como un espantapájaros o espantaniños”.
¿Ante qué estamos? Sin duda tiene que ver el vocabulario, que en los casos de Sor Juana y Góngora, nos es extraño por la distancia de épocas. Además, hay en ambos el uso de una figura llamada hipérbaton que consiste en trastocar el orden natural de la oración. Es un recurso muy usado por los autores barrocos. El trasfondo de referencia a las tradiciones clásicas y filosóficas no es accesible para cualquiera.
En el texto de astronomía, la complejidad es técnica y en Lezama y López Velarde nos enfrentamos a la metáfora.
Es la plasticidad de nuestra lengua la que permite hacer juegos tales.
Son exigencias  a los lectores avezados e interesados en penetrar en las complejidades de una lengua tan rica como la nuestra.
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Regaños. Toca a un texto de México desconocido: “Un estanque con peces multicolor rodeado de un jardín con motivos japoneses, hacen de este espacio uno de los más relajantes en la Ciudad de México”.
Si hay peces, en plural, el adjetivo va en plural: “peces multicolores”. Si el estanque es el multicolor, tenemos una construcción anfibológica por la inclusión de la palabra peces entre el sustantivo “estanque” y el adjetivo “multicolor”.
Radix. Mega es grande. El que sufre de delirio de grandeza es “megalómano” (manía, locura); “acromegalia” es una enfermedad rara causada por una disfunción de la hipófisis,  que hace crecer manos, pies y mandíbula. “Megatón” es la unidad de medida de las armas nucleares. Es la equivalencia explosiva de millones de toneladas de TNT (trinitotolueno). “Megaterio” es un enorme animal prehistórico. Se ha extendido el uso de “mega” para designar cualquier cosa más o menos extrema: “megaborrachera”, “mega-embotellamiento”.
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Pidió El Arca de Arena el nombre del artilugio que provee de corriente eléctrica al trole o pantógrafo de tranvías y trolebuses. Es la “catenaria”. Lo supieron Denisse Mendoza, Francisco Báez, Luz Rodríguez y Marielena Hoyo. Ella añadió que conocía también la palabra por su significado geométrico (es una curva).
Busca El Arca esta semana una palabra de sonido cercano a la anterior. Es epónimo que se aplica a un discurso muy vehemente dirigido contra alguien.

08 04 17

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sábado, 1 de abril de 2017

Glíglico, sintaxis y jitanjáforas



 Carlos Alberto Patiño

"Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente sus orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentían balpamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias.”
Casi no hay que decirlo. Es el capítulo 68 de Rayuela, la formidable novela de Julio Cortázar.
¿Se entiende? ¿Por qué creemos que significa algo?
Está escrito en glíglico, un idioma artificial. Es un juguete inventado por La Maga, quien reclama a Oliveira la maternidad en el capítulo 20:
“—¿Pero te retila la murta? No me vayas a mentir. ¿Te la retila de veras?
“—Muchísimo. Por todas partes, a veces demasiado. Es una sensación maravillosa.
“—¿Y te hace poner con los plíneos entre las argustas?
“—Sí, y después nos entreturnamos los porcios hasta que él dice basta basta, y yo tampoco puedo más, hay que apurarse, comprendés. Pero eso vos no lo podés comprender, siempre te quedás en la gunfia más chica.
(...)
“—Me aburre mucho el glíglico. Además vos no tenés imaginación, siempre decís las mismas cosas (...)
“—El glíglico lo inventé yo —dijo resentida la Maga—. Vos soltás cualquier cosa y te lucís, pero no es el verdadero glíglico.”
Es un hecho que aun con el glíglico hay significado; pese a que son palabras inexistentes, tienen sentido.
Es, ante todo, un reto para el lector, una propuesta de juego. Es un llamado a la complicidad del autor último de cualquier obra literaria: el lector.
Daniel González Dueñas, en su artículo “El glíglico en Rayuela” argumenta que: “la virtud de este último (el glíglico) reposa en su ambigüedad irreductible: ‘retilar la murta’ o ‘amalar el noema’ sólo funcionan en la medida en que no exista un diccionario en donde estas palabras sean sujetas con alfileres como las mariposas del entomólogo. El glíglico sería totalmente destruido por un diccionario, de ser éste posible.”
Pero, ¿de dónde proviene el significado?
Dicho de una manera rápida y directa, significa por la estructura.
La sintaxis del español es la que nos hace comprensible el texto.
Podemos reconocer artículos, sustantivos, preposiciones, conjunciones, adjetivos, verbos y tiempos verbales.
Sin duda “amalaba” está en copretérito y “el noema” tiene un artículo determinado masculino singular.
El ritmo también hace lo suyo. Si leemos el capítulo en voz alta (bien leído, obviamente) resalta el trasfondo erótico del capítulo. El glíglico es un idioma para describir la relación física amorosa de una pareja.
Hay palabras en español, por ahí está un término en lunfardo y otro de la tradición grecolatina.
El glíglico se forma con jitanjáforas, palabra esta última también inventada y recuperada para denominar una figura retórica por Alfonso Reyes. Son palabras o frases sin significado pero melódicas y rítmicas. El neolonés lo tomó de un poema cubano de Mariano Brüll que dice : “Filiflama alabe cundre/ala olalúnea alífera/alveolea jitanjáfora/liris salumba salífera.”
Hay otros lenguajes inventados en la literatura. Uno de los ejemplos más conocidos es el que emplea Lewis Carroll en su poema Jabberwoky, cuyas primeras estrofas son: “Twas brillig, and the slithy toves/Did gyre and gimble in the wabe;/All mimsy were the borogoves,/And the mome raths outgrabe./’Beware the Jabberwock, my son!/The jaws that bite, the claws that catch!/Beware the Jubjub bird, and shun/The frumious Bandersnatch!
Que en traducción de Jaime de Ojeda (A través del espejo y lo que Alicia encontró al otro lado, Alianza Editorial, Madrid, 1973.) es:
“Brillaba, brumeando negro, el sol;/agiliscosos giroscaban los limazones/banerrando por las váparas lejanas;/mimosos se fruncían los borogobios/mientras el momio rantas murgiflaba./¡Cuidate del Galimatazo, hijo mío!/¡Guárdate de los dientes que trituran/Y de las zarpas que desgarran!/¡Cuidate del pájaro Jubo­-Jubo y/que no te agarre el frumioso Magnapresa!”
Está también el inglés de James Joyce en su Fineggans Wake: “riverrun, past Eve and Adam’s, from swerve of shore to bend of bay, brings us by a commodius vicus of recirculation back to Howth Castle and Environs.
“Sir Tristram, violer d’amores, fr’over the short sea, had passencore rearrived from North Armorica on this side the scraggy isthmus of Europe Minor to wielderfight his penisolate war”
Salvador Elizondo dejó una famosa traducción de las primeras páginas del libro:
“riocorrido más allá de la Eva y Adán; de desvío de costa a encombadura de bahía, trayéndonos por un cómodio vícolo de recirculación otra vuelta a Howth Castillo y Enderredores.
“Sir Tristram, violer d’amores, habiendo cruzado el corto mar, había pasancorrevuelto de Nortearmórica, de este lado del estrecho istmo de Europa Menor para martibatallar en su guerra peneisolar.”
Son grandes retos para el traductor, pero “traduciendo” la sintaxis y apoyándose en raíces y paronimias se logra dar versiones en otros idiomas.
No es el caso de la lengua de Ponape, hablada en la tierra de R’lyeh, donde H.P. Lovecraft ubica a Cthulu. Ahí se escucha esta frase: “Ph’nglui mglw’nafh Cthulhu R’lyeh wgah’nagl fhtagn”. No hay manera de entender; no hay estructura significante. Sabemos lo que dice porque nos lo explica el mismo autor: “En su morada de R’lyeh, el muerto Cthulhu espera soñando”.
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Regaños.
@Don_Susanito me hizo llegar un artículo sobre un problema no resuelto por la Real Academia Española. El portal Un arácnido Una camiseta publicó en febrero de 2011 una entrada que habla de una palabra que no se puede escribir en español aunque sí pronunciar.
El autor que firma como “eosar” dice:
“Hace unos días le hice una consulta a la RAE, ¿cómo se escribe el imperativo de salirle? Su respuesta fue la siguiente:
‘En relación con su consulta, le remitimos la siguiente información:
‘La interpretación forzosa como dígrafo de la secuencia gráfica ll en español hace imposible representar por escrito la palabra resultante de añadir el pronombre átono le a la forma verbal sal (imperativo no voseante de segunda persona de singular del verbo salir), oralmente posible si, por ejemplo, ordenáramos a alguien salir al paso o al encuentro de otra persona aludida con el pronombre le: [sál.le al páso], [sál.le al enkuéntro].
‘Puesto que los pronombres átonos pospuestos al verbo han de escribirse soldados a este, sal + le daría por escrito salle, cuya lectura sería forzosamente [sá.lle], y no [sal.le].’
Vaya, así que  la Academia no puede resolver una duda. Y para eso la teníamos. Va por esa razón en esta sección, aunque el tema es para largo debate.
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El Arca de Arena.
El nombre del olor a tierra mojada es petricor. Lo supieron Luz Rodríguez y Marlene Peralta. Marielena Hoyo nos proporciona la siguiente información: Es un “término derivado de la unión de las palabras griegas “petrus” (piedra) e “ikhôr”, que era como se denominaba “el líquido que fluía por las venas de los dioses en la mitología griega”.
Lily Rodríguez añade que: “Este aroma inconfundible proviene de una sustancia química llamada GEOSMINA que la produce una bacteria llamada bacteria de Albert. La Geosmina es incluso la base de los antibióticos de uso más frecuente. El olor de tierra mojada es incluso tema de un poema de Ramón López Velarde que precisamente se titula así: Tierra Mojada.”
La palabra tiene fecha de nacimiento, fue en 1964 cuando dos geólogos australianos, Isabel Joy Bear y R. G. Thomas, lo usaron en inglés por primera vez como “petrichor”. Pasó al español sin la “ch”, pero aunque su etimología es válida, todavía no aparece en el DLE.
Algunos que no conocían la palabra sí recordaron que Guadalajara huele así, según nos ha ilustrado Pepe Guízar en su celebérrima canción.
De la palabra ikhôr hay una llamativa anécdota. Alejandro Magno estaba tan convencido de su condición divina que se llevó tremenda decepción un día que fue herido y le salió sangre, no el líquido divino.
Ahora, rebusquemos en El Arca. Ahí, en el fondo, está el artilugio que provee de corriente eléctrica al trole o pantógrafo de tranvías y trolebuses.



01 04 17



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