sábado, 11 de junio de 2016

Homófonos

Carlos Alberto Patiño

Sí, dije homófonos, no homófobos, palabra tan de moda. Son parónimos que comparten la raíz y ocho letras, pero nada más. El prefijo homo, de origen griego, significa igual, el mismo. Con el mismo sonido, en el primer caso. El segundo es un poco más complejo.
La palabra debería ser homosexualófobo, pero por economía de lenguaje, sólo se  usa el prefijo y sufijo.
Los homófonos y los parónimos son formas de homónimos (mismo nombre).
Estas últimas son las palabras que se escriben igual, pero tienen significados diferentes. Verbigracia:
Vino >> Arribó, llegó.
Vino >> Generoso caldo de las uvas.
Traje >> Aporté.
Traje >> Vestimenta.
Coma >> Ingiera sus alimentos.
Coma >> Signo de puntuación.
Coma >> Estado vegetativo, inconsciencia profunda.
En los homófonos, cambian las letras, pero el sonido es similar.
Casa >> Hogar.
Caza >> Práctica cinegética.
Voto >> Sufragio.
Boto >> Lanzo, desecho, juego con una pelota.
De haz y has, hablamos la semana pasada.
Parónimos son palabras parecidas (del griego para, junto y onoma, nombre). Son similares, aunque no son lo mismo.
Ha >> Verbo haber en tercera persona singular del presente de indicativo.
Ah >> Exclamación.
A >>  Preposición.
Afecto >> Cariño.
Efecto >> Consecuencia.
Adoptar >> Derecho que los homófobos niegan a las parejas del mismo sexo.
Adaptar >> Ajustar, acomodar.
Y con ésta, ojo reporteros y corresponsales:
Aprender >> Adquirir conocimientos.
Aprehender >> Capturar.
Recapitulo.
Homónimos son igualitos como gemelos.
Homófonos son parecidos como hermanos.
Parónimos son similares como primos.
La falta de atención durante los años escolares; la carencia de lecturas y la pereza mental, por no hablar de deficiencias atribuibles a la poca leche consumida en la infancia, propician tremendas confusiones con las paronimias.
Hay generaciones enteras que creen que “o sea”  se escribe “osea”.
“O sea” significa “es decir” sirve para aclarar: Vamos juntos, o sea,  nos acompañamos.
La expresión se forma con la conjunción disyuntiva “o” y el subjuntivo de “ser”.
Osea no existe. Lo que hay es “ósea”, que se refiere a los huesos. La estructura ósea, la médula ósea.
En el mismo caso están —y son legiones— los que no captan la diferencia entre “a ver” y “haber”.
Me cuesta mucho trabajo entender esta confusión. A mí me parece tan obvia la diferencia (algún día les contaré una historia de  lo que es obvio). En fin, vamos a ver.
La expresión se forma con la preposición “a” y el verbo “ver”, Según el Diccionario de la Lengua Española (DLE) es:
Forma usada para pedir algo que se quiere reconocer o ver; también se usa para expresar extrañeza.
Es expresión coloquial: “a ver, veamos”
También está “a ver si” que “se usa, seguida de un verbo, para denotar curiosidad, expectación o interés. A ver si lo que dice es cierto.”
Otro uso es para denotar temor o sospecha: “A ver si no vas a recordarlo ahora”. Otro más es para expresar mandato: “A ver si te estás quieto.”
“A ver, veamos”, explica “la determinación de esperar que el suceso patentice la certidumbre de algo o la eventualidad de un suceso.”
En cambio, haber es un verbo que equivale a ocurrir, existir, poseer. Es el auxiliar para la conjugación de otros verbos en los tiempos compuestos.
Así que nada de “haber si comemos”, “haber si resulta como lo  planeamos”.
Una frase con homófono que desconcierta es “aré lo que pude”. El cerebro de quien lo oye chisporrotea en busca del sentido de la oración. A la aparente falta de hache se suma un pasado incomprensible. Todo se aclara si asumimos que se trata del verbo “arar” y no “hacer”. Entonces las piezas caen en su sitio y el cerebro descansa.
Con el verbo “hacer”, tendríamos “Haré lo que pueda”.
Del “poyo” tengo una historia. En la colonia Roma hay uno. Con mi nieto, caminaba por la calle de Chihuahua y le dije “mira, un poyo” y él buscaba al ave, al pollo. Cuando le señalé el objeto le expliqué que ese poyo se escribía con “y”, la que antes llamábamos griega y ahora sólo se llama “ye”. Me vio con esa mirada que significa algo así como ¡ay, mi abuelo!
Por si alguien no lo sabe, le ahorraré la consulta al DLE. Un poyo es: “Banco de piedra u otra materia arrimado a las paredes, ordinariamente a la puerta de las casas de zonas rurales.”
Con errar y herrar se puede errar. El que lleva la hache es para calzar caballos, para poner marcas al ganado o hacer trabajos con metales. El otro es falla, error, equivocación. La conjugación de ambos verbos tiene sus peculiaridades.
De herrar, el presente de indicativo en primera persona es “hierro”. De errar es “yerro” o “erro”.
Hay una expresión “don de errar”, cuyo sentido es muy satírico, pues es algo así como tener la habilidad para meter la pata.
En una lectura precipitada puede errarse: “¿Dónde herrar?”, con lo que el yerro se transmuta en hierro, como por obra de un alquimista.
No olvidemos, por último, el ejercicio clásico para el uso de la “b” y la “v”:
“¡Vaya, vaya, con la yegua baya que saltó la valla!”.
.-.-.-.-.-
Para El Arca de Arena hubo rápida respuesta de Francisco Báez .La palabra es remanso.
Marielena Hoyo también acertó. Señala como anagramas: morenas, Ramones, falla con sonarse y no encuentra mesaron, que es la afrenta medieval.
Y Ahora, El Arca pide, sin duda, un parónimo. Lo es de una palabra cuya acción pasa por presión, de un lugar a otro. A veces se usa una pipeta o se bebe. Es cualidad del algodón y término de la física que involucra iones o moléculas.



11 06 16
 
Publicado en La Crónica de hoy

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