sábado, 17 de junio de 2017

¿“Han” habido muchos errores? Éste es el primero



Carlos Alberto Patiño

¿Qué pasa con el verbo haber? Es un verbo auxiliar fundamental no sólo en español. Lo son, por lo menos, sus equivalentes en inglés y francés (to have, avoir).
Es un verbo que usamos mucho, pero también es cierto que lo usamos mal.
Consigna la Real Academia Española que entre las preguntas más frecuentes a la sección consultas lingüísticas de su sitio, están varias que se refieren a este verbo.
La oración que titula esta entrega es una de las formas erróneas del uso del verbo haber.
Para usarlo apropiadamente, debemos entender que cuando lo empleamos para expresar la presencia o existencia de cosas o personas va en modo impersonal. Es decir, no hacemos la concordancia con el complemento, puesto que no es un sujeto. “Hay muchos coches”, no nos representa ningún problema. Pero en el copretérito se nos confunde la concordancia. Hemos de mantener la tercera persona del verbo como forma impersonal: “Había muchos coches”, no “habían muchos coches”. Coches no es sujeto, es complemento.
Si podemos entender esto (¿podemos?) no tendremos más problemas para emplear la forma verbal correcta.
Repasemos lo que dice la academia: “Los verbos impersonales carecen de sujeto”. Y añade: “Es incorrecto poner el verbo en plural cuando el elemento nominal se refiere a varias personas o cosas, ya que la concordancia del verbo la determina el sujeto, nunca el complemento directo”.
¿Se entendió? Quienes sí estudiaron su gramática en la escuela no tendrán apuros. Los demás atengámonos a la fórmula: Si queremos expresar existencia o presencia, va en impersonal. O sea (no “osea”, por favor) en tercera persona: “había”.
Y topamos necesariamente con “habemos”. Lo tenemos, con uso muy influido por el latín en “habemus papam”. Y entonces nuestros periódicos impresos y virtuales, más los “independientes” y redes sociales se llena de “habemos” cuando se define un candidato, un funcionario o cualquier caso en donde nos parezca que acomoda más el verbo haber que tener.
En realidad, “habemos” no existe, sino como arcaísmo. La primera persona del plural (nosotros) del verbo haber es “hemos.”
“Hemos dicho”, “hemos vivido”.
¿Pero qué pasa con “habemos muchos que creemos…”? ¿”Habemos ingenieros aquí”? Puras incorrecciones. Sí queremos decir que pertenecemos a un grupo y nuestra falta de modestia nos impide excluirnos, usemos otro verbo. “Somos muchos médicos, aquí”. “Estamos todos los periodistas en la cena”.
Tenemos (que no habemos) más problemas con el uso de haber. Es el caso de “hubieron”.
Es el pretérito de indicativo del verbo haber. Es el pasado, pues. “Ellos hubieron”.
Dice la RAE: “Esta forma verbal se emplea, correctamente, en los casos siguientes:
“Para formar, seguida del participio del verbo que se está conjugando, la tercera persona del plural del tiempo compuesto denominado pretérito anterior o antepretérito de indicativo: hubieron terminado, hubieron comido, hubieron salido.”
¡Ah, la Academia! Con esas explicaciones se comprende por qué la gente se aleja del estudio de nuestro idioma. Sigamos, pero con atención, los ejemplos, donde sí se entiende el uso.
“Este tiempo indica que la acción denotada por el verbo ha ocurrido en un momento inmediatamente anterior al de otra acción sucedida también en el pasado: Cuando todos hubieron terminado, se marcharon a sus casas; Apenas hubieron traspasado el umbral, la puerta se cerró de golpe. (...)
“Como forma de la tercera persona del plural del pretérito perfecto simple o pretérito de indicativo de la perífrasis verbal haber de + infinitivo, que denota obligación o necesidad y equivale a la más usual hoy tener que + infinitivo: El director y su equipo hubieron de recorrer muchos lugares antes de encontrar los exteriores apropiados para la película.”
Pero aquí va lo que nos importa:
Uso incorrecto:
“No se considera correcto el uso de la forma hubieron cuando el verbo haber se emplea para denotar la presencia o existencia de personas o cosas, pues con este valor haber es impersonal y, como tal, carece de sujeto (el elemento nominal que aparece junto al verbo es el complemento directo) y se usa sólo en tercera persona del singular. Son, pues, incorrectas oraciones como “Hubieron muchos voluntarios para realizar esa misión” o “No hubieron problemas para entrar al concierto”; debe decirse ‘Hubo muchos voluntarios para realizar esa misión’ o ‘No hubo problemas para entrar al concierto’.”
A ver (no haber), ¿ya entendimos o hemos de dar más explicaciones?
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De los oficios idos, me recordó Bertha Hernández el de reparador o reparadora de medias. No sin malicia, mi padre decía que había sido “subidor de medias de mujer”. Hasta aparatos para subir los puntos o reparar las medias corridas se vendían.
Era un negocio que tuvo su mejor momento cuando, por la Segunda Guerra Mundial, la seda primero y luego el nailon fueron destinados a la confección de paracaídas.
Había mujeres que a falta de medias corridas o sin correr, se dibujaban una línea a manera de costura en la cara posterior de la pierna. Después de la guerra y con el abaratamiento de los materiales desapareció el oficio del zurcido de medias.
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Regaños. En las páginas de un diario de circulación nacional, en la sección de modas, bajo un título que dice: Obsesión sartorial”, aparece este texto: “El mundo a tus pies. Una de las piezas que más deben resaltar en tu look tailored es el calzado. Si prefieres un estilo clásico, opta por usar zapatos bajos con una orma bostoniana. Si lo tuyo es más arriesgado, unos pumps con color son ideales para resaltar tu figura” (las negritas e itálicas son mías).
Tan entrado estaba el autor de ese párrafo en escribir con ese pseudoespañol, que perdió una letra. “Orma” no existe. La palabra que corresponde a la forma del calzado es “horma”, con esa hache que nos refiere a la efe de forma. Por algo está ahí.
¿Cuál es el caso de mezclar de mala manera palabras del inglés con los textos en español? ¿Cuándo la colonización mental llegó a las páginas de los diarios? ¿Por qué creen que esa fórmula es señal de distinción?
Los lingüistas dirán que son “préstamos”. Yo creo que son usos que empobrecen el idioma y el pensamiento.
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Radix. Petra es piedra en latín. De ahí derivan “petróleo” que es “aceite de piedra”, “perejil”, que es planta que crece entre rocas y “petraria” es una máquina de guerra que lanza piedras, como la catapulta o el fundíbolo (trébuchet).
“Petroso” es un lugar lleno de piedras y “petrificar” es convertir a alguno en piedra, como hacía a sus víctimas Medusa con la mirada o, en sentido figurado, la forma en que se queda alguien al recibir una mala noticia.
“Petroglifo” es un grabado en las rocas, “petrografía” es la descripción de las rocas y con los “petrodólares” muchos hicieron sus sueños.
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El Arca de Arena recibió la respuesta “capicúa”. Es la palabra que representa una cifra y se puede leer en los dos sentidos. Lo Respondieron Bertha Hernández, Luz Rodríguez, Juan Ramón, Gloria Dupré, Marielena Hoyo y Francisco Báez. Doña Marielena, Pancho y Gloria aportaron que el año del “comes y te vas” fue 2002 y la desaparición de la Unión Soviética ocurrió en 1991.
Doña Gloria y el doctor Báez hablaron del momento capicúa: el 2002 20 02 20 02, que es el 20 de febrero de 2002 a las 8:02 pm.
También lo es el 1111111111, el once de noviembre de 2011 a las 11:11.
Y para rematar, Báez nos proporciona la etimología. Viene del catalán “cap i cua” (cabeza y cola).
Ahora la palabra que busca El Arca algo comparte con inoportuno y molesto o con unos lentes antiguos. En realidad es de sangre y cabeza frías, inconmovible, a nada le teme.

17 06 17
Publicado en La Crónica de hoy


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