martes, 19 de diciembre de 2017

La pera cocodrilo


Carlos Alberto Patiño






La poire alligator, en francés, o alligator pear, en inglés, es el fruto del árbol de los testículos. Su nombre científico es Persea americana. La también denominada mantequilla silvestre recibe otros nombres en distintos países, no así su presentación más conocida.
El nombre “aguacate” deriva del náhuatl “ahuacatl”, traducido a veces como testículo, forma que le veían los aztecas al fruto.
Cinco mil años antes de Cristo, cuando se empezaba a desarrollar el cultivo del maíz, cuando los asiáticos domesticaban el arroz y el Nilo recibía a los grupos nómadas que se asentarían en su valle para formar una importante civilización, el aguacate ya estaba en Mesoamérica. Hay vestigios que indican que su consumo ya era regular entonces y antes, aunque de recolecta, no de cultivo.
Los conquistadores, con el duro oído que los llevó a meter cuernos y vacas cuando les decían Cuauhnáhuac, entendieron que el producto era “aguacate” o “avocado”, una antigua forma de designar a los abogados, así les sonaba.
¿Y el cocodrilo? Es por asociación de la apariencia de la piel del reptil con la de la fruta. Algunos suponen que cuando se inició el cultivo de aguacate en la Florida, donde hay caimanes, se le dio el nombre que se usó hasta el siglo XIX. Como hay evidencias del término desde el siglo XVII puede que la razón de la peculiar designación sea otra.
El nombre “avocado” es el que permanece en inglés, muy cercano al francés “avocat”, donde también se le llega a decir “pera de abogado”.
En alemán es “advokatenbirne” y en checo “avokádo”. En portugués queda como “abacate” y en rumano, “avocado”; en esperanto conserva la forma mexicana “aguacate”. En Centro y Sudamérica lo llaman “palta”.
En cambio, el guacamole es guacamole aquí y en China… No, en China se llama de otra forma, pero en gran parte del mundo se conserva la palabra que designa a este molli, si no en la grafía, sí en el sonido.
Aquí tenemos ejemplos de las formas de llamar al fruto y a la salsa en otros idiomas:
Así como varía la forma de escritura, varían las maneras de preparar el guacamole, incluso en México, donde las presentaciones más comunes son machacado en molcajete, pasado por la licuadora o picado con trozos de jitomate y cebolla.
Ruido hizo la aclaración que hicieron Barak Obama y George Bush al New York Times, cuya colaboradora, Melissa Clark, publicó una receta que incluía chícharos. Ambos mandatarios alzaron la voz para establecer que el guacamole no los lleva.
Una receta de Martinica incorpora ajo, bacalao, mandioca, ají y pimienta de cayena (que no es pimienta sino un tipo de chile con un muy alto grado de picor). Refiere el sitio suizo Le Temps que los sobrevivientes podrán contar su experiencia… cuando se curen de las ampollas en la lengua.
Al árbol de este fruto se le llama igual “aguacate”, en francés se le dice “avocatier” y en inglés es “avocate tree”.
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Aportó Marielena Hoyo más sentencias célebres:
“La protección a los animales forma parte esencial de la moral y la cultura de los pueblos civilizados”: Benito Juárez (1806/1872).
“Podemos juzgar el corazón de una persona por la forma en que trata a los animales”: Immanuel Kant (1724/1804).
“Un país se puede juzgar por la forma en que trata a sus animales”:
Mahatma Gandhi (1869/1948)
Y nos explica que: “No he encontrado dónde documentarlas con certeza. Esto es, para saber cuándo, dónde y a razón de qué las emitieron, de haberlo hecho”.
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Regaños.
“6 alimentos que crees que engordan”, con esa evidente anfibología en el titular, publica un diario de circulación nacional un artículo de nutrición. Para estar acordes con nuestro tema, la imagen que acompaña al texto es de un aguacate. Sabemos que los alimentos no suben de peso. Los hay de mayor tamaño, pero no tienen problemas de obesidad. Sí, hay aguacates grandes; sí, hay megapapas y calabazas como para concurso, pero no es problema de alimentación. Quienes engordan son los humanos que consumen en demasía los alimentos o los falsos alimentos, como las frituras y sopas instantáneas. Con poner “Seis alimentos que crees que te hacen engordar” se evita la confusión.
Suelen los reporteros urbanos de medios impresos y electrónicos confundirse con las ubicaciones. Ponen, por ejemplo, “Los hechos ocurrieron en las inmediaciones de la delegación Gustavo A. Madero. Lo que quieren decir es que fue en esa delegación, y no, como lo ponen, en Ecatepec o Nezahualcóyotl o Coacalco, que son las inmediaciones de la demarcación. Lo mismo pasa con “perímetro”: “El asalto ocurrió en el perímetro de Coapa”, o sea (no ósea) en la orillita. Y no, el atraco fue en plena colonia, pero olvidaron poner “dentro del perímetro”.
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La forma de llamar a un manual cuyas dos primeras sílabas coinciden con las de la palabra que describe la acción de formar quistes (enqui-); sus siguientes letras coinciden con las tres centrales del lanzador que inicia un juego de beisbol (- rid-) y las letras finales son equivalentes a la palabra que designa a un átomo que gana o pierde un electrón (ion) es “enquiridión”.
La saqué de una obra de Sóstenes Rocha, el general juarista que fue citado la semana pasada a propósito de las frases atribuidas a don Benito. Es el Enquiridión para los sargentos y cabos del Ejército Mexicano, publicado en 1887. Hace el militar cera y pabilo de los jefes castrenses durante la invasión estadunidense del 47. Lo dirige a los jóvenes oficiales para que se enteren de cómo no se debe llevar una guerra.
Respondieron Luz Rodríguez, Marielena Hoyo y Mangel.
La autora de la columna “Animalidades” nos amplía la información: Como “Enquiridión (que igual podría no llevar la tilde), se conoce al ‘pequeño manual’ en el que Flavio Arriano de Nicomedia, discípulo de Epicteto, transcribió los principios éticos de su Maestro. Sus máximas, como quien dice.”
Mangel escribió “Hoy vengo a compartir un dato muy curioso contigo abuelo: en tu columna ‘Más apócrifas y otras verdaderas’ la palabra Enquiridión, que pide El Arca de Arena, también se menciona en una serie animada llamada Hora de aventura, en la que se usa como título dicha palabra para un manual de héroes.”
Pavel Luna responde: “Cierto. Es el que busca el Lich”, aunque señala “Pero ese es el Enchiridión. ¿Será lo mismo?”.
Mangel le da respuesta a Pavel: “Totalmente, porque tanto el Enquiridión de Hora de aventura como el que pidió en El Arca de Arena mi abuelo, los dos son manuales de cómo ser un héroe y un soldado.”
Hay que añadir que la forma con “chi” tiene la pronunciación “qui”. 
Pone El Arca esta definición: es una sentencia breve y de tinte moral y al mismo tiempo es un movimiento lento.

Publicado en La Crónica de hoy 
  
16 12 17 


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