Carlos Alberto Patiño
El título
original de esta entrega era “Los vasos y las botellas”, pero me sonó tanto a
grupo musical de los 60-70, que mejor lo dejé. (I’m sorry Suzanne).
El tema es
el de las acepciones de esas dos palabras.
Según el Diccionario
de la lengua española, una botella es “Recipiente de cristal, vidrio,
plástico u otro material, con el cuello estrecho, que sirve para contener
líquidos”.
Pero también
es una unidad de medida: “Líquido que cabe en una botella. Se bebió una botella
de vino.”
Es,
asimismo, “Recipiente cilíndrico, alargado y metálico, que se utiliza para
contener gases a presión”.
Hay botellas
famosas, como la del genio, del cuento de los hermanos Grimm. Hay las botellas
de Leiden y de Klein. ¡Ah, y la Divina Botella de Rabelais!
La primera
es un dispositivo que produce electricidad. Fue la primera batería que se
inventó. La hizo en 1746 el físico de la Universidad de Leiden (antes Leyden)
Pieter van Musschenbroeck. El alemán Ewald George von Kleist desarrolló independientemente
un artilugio similar.
Es una
botella llena de hojuelas de oro, refiere el DLE, forrada con papel de
estaño hasta más de la mitad de su altura y tapada con un corcho bien lacrado y
atravesado por una varilla de cobre o latón, se utilizaba para recibir y
acumular electricidad.”
Hay una
versión menos lujosa que emplea aluminio o estaño en lugar de oro.
La otra
botella, la de Klein, es una rareza topológica. Es un objeto que no tiene
interior ni exterior. No tiene bordes como una esfera, pero es “no orientable”,
como su pariente la cinta de Möebius.
Eso de la
“orientabilidad” es un concepto matemático que nos dice que una superficie
tiene dos caras. Nuestra botella y la cinta de marras son “no orientables”
porque tienen solo una cara (¡caramba!)
En
https://i.ytimg.com/vi/pRvwKkyK6Dg/hqdefault.jpg hay una imagen del recipiente.
Volvamos a
las botellas (¡salud!).
La Divina
Botella es oráculo y musa de Panurgo, el gran amigo de Pantagruel, rey de
los dipsodas e hijo del gigante Gargantúa. La historia se cuenta en el quinto
libro de la serie escrita por el monje, médico y humanista francés François
Rabelais, en el Siglo XVI. A la botella le viene lo divino porque es “de vino”.
El “cuello
de botella” es, en sentido metafórico, una reducción de una vía que provoca que
el tráfico se alente. Nuestros policías y trabajadores de las delegaciones son
expertos en construir cuellos de botella en las horas de mayor flujo de
automóviles. Basta con asomarse por la ventana para comprobarlo. También hay
ambulantes que le roban espacio a las vialidades.
En otro
sentido, se califica como “cuello de botella” a aquella persona o a un puesto
que entorpece el trabajo en una organización: “el jefe de personal es un cuello
de botella”.
“Botellón”
es una botellota y un fenómeno social del final del siglo XX español. Es la
costumbre de beber en manada y en la vía pública grandes cantidades de alcohol.
La “botella
magnum” es la de champán con capacidad de 1.5 litros.
Dejemos las
botellas en paz. Vamos con los vasos.
“Vaso”, nos
dice el DLE, es “Pieza cóncava de mayor o menor tamaño, capaz de contener
algo.”
“Recipiente
de vidrio, metal u otra materia, por lo común de forma cilíndrica, que sirve
para beber.” Y “Cantidad de líquido que cabe en un vaso (...). Vaso de agua, de
vino.”
El mismo
diccionario dice que es equivalente a “orinal”, en su presentación de “vaso de
noche”.
En anatomía,
es el conducto que transporta la sangre: “vaso sanguíneo”. En las plantas es la
vía por la que fluye la savia.
Para el
diccionario de la Academia, la persona que es elegida por Dios para “un
ministerio singular” es un “vaso de elección”.
En los
sepulcros antiguos, así lo pone el DLE, es “una vasija pequeña a manera
de pomo”.
Todos
recordamos de nuestras clases de física el efecto de los “vasos comunicantes”,
que se explica por el Principio de Pascal.
La locución
“ahogarse en un vaso de agua” sirve para describir la exageración de alguno por
una cuestión fútil.
Para medir
nuestro pesimismo o nuestro optimismo tenemos el vaso “medio lleno” o “medio
vacío”.
Al “vaso de
precipitado” lo reconocemos por nuestras clases de química.
Vaso es la
oquedad donde se forma un lago y es el receptáculo de una presa. El “vaso
regulador” es el que sirve para controlar el exceso de agua y evitar el
desborde de una laguna, río o arroyo.
Todos
sabemos que los vasos son “de agua” y no “con agua” (podemos recordarlo en
http://www.cronica.com.mx/notas/2016/988494.html)
Y con los
Fabulosos Cadillacs y Celia Cruz tenemos presente que “siempre habrá vasos
vacíos”.
.-.-.-.-.-
Reclamaron
Mangel y Bertha la ausencia de El Explicado que es “gato con
explicaciones”, dado que en la entrega anterior estaban el de Schrödinger y el
de Cheshire. No debí dejarlo fuera. Es pieza de Les Luthiers, grupo
recién galardonado con el Premio Princesa de Asturias.
.-.-.-.
Regaños. El periodista analítico habla en la
tele. Se refiere a la corrupción. Agudo comentario iba a hacer cuando resbaló
en un lapsus. Dijo que había que “cortar la cabeza de la hiedra”, cuando lo que
quería decir es que había que terminar con la corrupción, como hizo Hércules
con la mítica Hidra de Lerna, el monstruo al que le crecían cabezas conforme se
le iban cercenando. La hiedra sólo es una planta medicinal, de ornato o
venenosa.
.-.-.-
Radix.
Huachicol,
explica la Academia Mexicana del Tequila en su glosario
(http://www.acamextequila.com.mx), es una bebida destilada adulterada con
alcohol de caña.
En Wikipedia
se cita a José Luis Espinosa Fernández, quien dice que la palabra “Deriva de
los huachichiles o huaches, una etnia emparentada con los huicholes, también
conocida como cuaches o guaches, que significaba originalmente “los colorados”
pues pintaban sus cuerpos de color rojo (Amador 1887). Este pueblo era
considerado aguerrido, fanático y oportunista, con un acervo cultural inferior
a otros pueblos ya que eran nómadas (Rodríguez 1977). Se sabe que vivían de la
caza y la recolección y que eran antropófagos (Le Clézio 2010)”.
El término
se empleaba, por asociación, a las personas que vendían combustible adulterado,
y ahora para describir a los ladrones de hidrocarburos.
.-.-.-.-
Esperaba El
Arca de Arena la palabra para “la persona de buenas costumbres que ha
logrado templar o moderar los excesos de los afectos”. “Morigerado” es el
término. Marielena Hoyo y Francisco Báez lo aportaron.
Propone El
Arca buscar un sustantivo cuya etimología se relaciona con el pan. Es un
conjunto de celdas hexagonales donde viven unos bichitos indispensables para el
equilibrio ecológico, pero que pueden resultar peligrosos cuando se enojan.
20 05 17
20 05 17
Publicado en La Crónica de hoy
No hay comentarios:
Publicar un comentario