Carlos
Alberto Patiño
“...¿Ves,
allá lejos, los campos de trigo? Yo no como pan. El trigo para mí es inútil.
Los campos de trigo no me recuerdan nada. Y eso es triste! Pero tú tienes
cabellos color de oro. Entonces será maravilloso cuando me hayas domesticado!
El trigo, que es dorado, me hará recordarte. Y me agradará el ruido del viento
en el trigo...”
Así se
construye una metáfora. El ejemplo está tomado de El principito, la obra
insigne de Antoine de Saint-Exupéry.
La metáfora
nace de la asociación.
Primero, de
encontrar similitudes elementales, simples. “Tiene ojos de esmeralda”, “sus
dientes son perlas”; “sus labios, granadas”, “piel de alabastro”.
Luego se
avanza a formas más abstractas “¡Del verano, roja y fría carcajada,/ rebanada/
de sandía!” (J.J. Tablada)
“Muy cerca
de mi ocaso, yo te bendigo, vida…” (Amado Nervo)
Se culmina con
los terrenos de Góngora y Sor Juana, en los de Lope y Paz... Con el “vientre de
coco” de la Suave Patria, la de López Velarde.
Dice el Diccionario
de la lengua española que la metáfora es: “Traslación del sentido recto de
una voz a otro figurado, en virtud de una comparación tácita, como en las
perlas del rocío, la primavera de la vida o refrenar las
pasiones.”
El
significado literal de su etimología es “que lleva a otro lado”.
Con el uso
de la metáfora se busca ganar expresividad, evitar la monotonía y ahorrar
espacio al transmitir ideas.
Don José
Ortega y Gasset, en su ensayo “Las dos grandes metáforas” (1924), explica:
“La metáfora
es un instrumento mental imprescindible, es una forma del pensamiento
científico. Lo que puede muy bien acaecer es que el hombre de ciencia se
equivoque al emplearla y donde ha pensado algo en forma indirecta o metafórica
crea haber ejercido un pensamiento directo. Tales equivocaciones son, claro
está, censurables y exigen corrección; pero ni más ni menos que cuando el
físico se trabuca al hacer un cálculo. Nadie en ese caso sostendrá que la
matemática debe excluirse de la física. El error en el uso de un método no es
una objeción contra el método. La poesía es metáfora; la ciencia usa de ella
nada más. También podía decirse: nada menos. (...)
“Cuando el
investigador descubre un fenómeno nuevo, es decir, cuando forma un nuevo
concepto, necesita darle un nombre. Como una voz nueva no significaría nada
para los demás, tiene que recurrir al repertorio del lenguaje usadero, donde
cada voz se encuentra ya adscrita a una significación. A fin de hacerse
entender, elige la palabra cuyo usual sentido tenga alguna semejanza con la
nueva significación. De esta manera el término adquiere la nueva significación
a través y por medio de la antigua, sin abandonarla. Esto es la metáfora.
Cuando el psicólogo descubre que nuestras representaciones se combinan dice que
se asocian, esto es, que se comportan como los individuos humanos. A su vez, el
primero que llamó “sociedad” a una reunión de hombres dio un nuevo sentido al
vocablo “socio”, que significaba antes simplemente el que o lo que sigue a
otro, el secuaz, de sequor.”
Pero el uso
de la metáfora es harto peligroso si no se desarrolla la habilidad, si no se
tiene el talento y sobre todo, si se carece de lecturas.
Las hay mal
logradas, de mal gusto y las que se han convertido en lugares comunes.
“Pelos de
elote”, “le rompió el corazón”, “el burro hablando de orejas”.
Los
resultados pueden ser ridículos, como se constata en las múltiples crónicas
periodísticas de los reporteros novatos que buscan su García Márquez interior.
Si nutren su espíritu con buenas lecturas, si se arriesgan con los grandes
autores, a lo mejor logran un día pergeñar grandes metáforas, pero mientras se
llega a ese punto, lo mejor es ser muy autocrítico al usarlas o definitivamente
abstenerse.
.-.-.-.-.-
Regaños. A veces Susano Peñafiel
@Don_Susanito se pone a cazar gazapos y atrapó éste en las páginas de
López-Dóriga Digital (lopezdoriga.com): “Hallan a suicida con tiro de gracia en
iglesia de Álvaro Obregón”
Allá por
agosto de 2015, en Giros tocamos el llamado “tiro de gracia”
(http://giroscronica.blogspot.mx/2016/02/al-interior-con-tiro-de-gracia.html).
Entonces expliqué
que: “Sin ser yo autoridad de ningún tipo en el manejo del lenguaje, quiero
referirme al uso de “tiro de gracia”, tan socorrido en las páginas de los
diarios, en general, y de la nota roja, en particular. (En estos tiempos que
corren ¿dónde está la gracia en un asesinato?)
La frase
tiene que ver con un cierto grado de humanidad. Por increíble que parezca, dar
la muerte, a veces conlleva la idea de conferir una gracia. El tal tiro se da a
los fusilados para acortar su sufrimiento después de la descarga del pelotón.
La idea es reducir el tiempo de agonía a los sentenciados a la pena de muerte.
“El tiro se
da en la cabeza o en el corazón para asegurar el fin de la vida.
“También se
aplica a los animales en trance terminal, con el mismo fin, disminuir el
sufrimiento.
“Entonces,
cualquier balazo en la cabeza no es necesariamente un ‘tiro de gracia’.
“El disparo
en esa parte lleva la intención de matar, de apagar una vida, de ejecutar, no
de conceder una merced a la víctima.
“Compañeros
locutores, redactores, comentaristas, reporteros y todos aquellos que pretenden
informar, piensen un poco antes de diagnosticar. No todos los tiros son de
gracia. De hecho, la mayor parte de los disparos son sólo descargas letales,
sin más”.
Imaginen
ustedes un suicida que se da el “tiro de gracia”. Y para colmo: “Los primeros
reportes indican que el hombre se dio un tiro en la boca justo a un costado del
altar principal de dicha capilla.” ¡En la boca! (¿Y notaron la anfibología?)
.-.-.-.-.-
Radix. Kinema-Kinématos es movimiento.
Tenemos la raíz en “cinemática”, el estudio del movimiento. En “cinematógrafo”
o “cine”, la reproducción de imágenes en movimiento mediante un aparato. En
“automático” está disimulada. La palabra original es “auto-cine-mático”), lo
que se mueve por sí mismo. Un término de efímero uso fue “cinerama”, que
combina “cinematógrafo” con “panorama”. Era un sistema de proyección con tres
aparatos que hacían converger sus imágenes en la pantalla.
.-.-.-.-.-.
Después de
leer que la palabra “carbunclo” era la requerida por El Arca de Arena,
Bertha Hernández recordó el poema “Los cuatro coroneles de la reina”, de Amado
Nervo, que entre sus estrofas tiene las siguientes: “La reina tenía/ cuatro
coroneles:/ un coronel blanco,/ y un coronel rojo,/ y un coronel negro,/ y un
coronel verde(...)/ El coronel rojo siempre fue a la guerra/ con sus mil
jinetes./ O, llevando antorchas en las cacerías,/ con ellas pasaba cual visión
de fiebre./ Un yelmo de oro con rojo penacho/ cubría sus sienes;/ una capa
flotante de púrpura/ al cuello ceñía con vivos joyeles/ y su estoque ostentaba
en el puño/ enorme carbúnculo ardiente.”
El poema
forma parte del libro Serenidad, y está escrito para “complacer a la
hermosa muchacha que me pidió ‘un cuento de reinas muy raro’”.
Se puede
bajar de http://www.cervantesvirtual.com/obra/serenidad-19091912--0/ de la
Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes (www.cervantesvirtual.com).
A la
pregunta de El Arca que “contrita”, pidió un sinónimo del adjetivo que
ella se aplicó, respondieron Francisco Báez, Luz Rodríguez, Bertha Hernández
con “arrepentida” y Marielena Hoyo nos proporciona además otros sinónimos :
“Acongojado, afligido reconcomido, compungido, apesadumbrado, abrumado”.
La palabra
que pide El Arca esta vez describe un plano largo y estrecho que une dos
superficies planas en lugar de una esquina. También es la modificación de las
aceras para permitir la entrada de vehículos a las cocheras. Un actor cómico
mexicano lo tomó como nombre artístico. Trabajó con Fernando de Fuentes, entre
otros directores. Un par de sus películas incluyen su apelativo en el título.
0605 17
Publicado en La Crónica de hoy
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