sábado, 15 de julio de 2017

Nos escamotean las tildes

Carlos Alberto Patiño



“Después de 40 años de haber comenzado mi aprendizaje, todavía se me dificultan muchas cosas. No acabo de entender y sobre todo dominar ciertas complejidades de nuestro idioma que es el más hermoso, pero uno de los más difíciles”.
Manuel Buendía. Discurso del estilo 

Todos o casi todos recordamos las reglas de acentuación que aprendimos en la primaria o secundaria (algunos en la universidad).
Sabemos que para poner los acentos escritos tenemos que clasificar las palabras como agudas, graves o llanas, esdrújulas y sobresdrújulas (oxítonas, paroxítonas y proparoxítonas, según otra nomenclatura).
El concepto de sílaba es indispensable para que funcione el modelo de acentuación. Y sílaba, nos dijeron en la escuela y nos explica el Diccionario de la lengua española, es la “Unidad de la lengua compuesta por uno o más sonidos articulados que se agrupan en torno al de mayor sonoridad, que por lo común es una vocal.”
Las palabras agudas cargan la pronunciación en la última sílaba, las graves en la penúltima y las demás en la antepenúltima o antes.
Entonces, el acento gráfico lo ponemos en las agudas que terminan en “n”, “s” o vocal. En las graves, cuando terminan en cualquier otra letra que no sean estas; y en las esdrújulas y sobresdrújulas, siempre.
El uso del acento diacrítico nos representaba cierto grado de dificultad, pero era más o menos manejable.
Pero las lenguas cambian, dicen los lingüistas, y con la Academia Española toca lidiar a los hispanohablantes… También con las locales.
El origen de todo este repaso y el motivo del epígrafe es porque en la entrega pasada de Giros, mencioné que hay prefijos que requieren un guion. Y cada vez que era el caso, yo ponía “guión”, con el acento escrito, y me topé con que ya lo perdió como lo perdieron el bisílabo “solo” y ¡los pronombres demostrativos!
Aquí van las explicaciones que da la academia para evaporar las grafías que tanto trabajo nos costó aprender (y algunos no lo lograron)
Dice la Real Academia en su sección de preguntas frecuentes:
“Palabras como guion, truhan, fie, liais, etc., se escriben sin tilde”
Después de una serie de explicaciones sobre la composición silábica, los diptongos, triptongos y hiatos, asienta que en los distintos países y regiones donde se habla español, los hablantes pronuncian de distinta manera las palabras. Continúa la RAE:
“Al no existir uniformidad entre los hispanohablantes en la manera de articular muchas secuencias vocálicas, ya que a menudo, incluso tratándose de las mismas palabras, unos hablantes pronuncian las vocales contiguas dentro de la misma sílaba y otros en sílabas distintas, la ortografía académica estableció ya en 1999 una serie de convenciones para fijar qué combinaciones vocálicas deben considerarse siempre diptongos o triptongos y cuáles siempre hiatos a la hora de aplicar las reglas de acentuación gráfica, con el fin de garantizar la unidad en la representación escrita de las voces que contienen este tipo de secuencias (...)
“Como consecuencia de la aplicación de estas convenciones, un grupo limitado de palabras que tradicionalmente se habían escrito con tilde por resultar bisílabas (además de ser agudas terminadas en -n, -s o vocal) en la pronunciación de buena parte de los hispanohablantes —los que articulan con hiato las combinaciones vocálicas que contienen—, pasan a considerarse monosílabas a efectos de acentuación gráfica, conforme a su pronunciación real por otra gran parte de los hispanohablantes —los que articulan esas mismas combinaciones como diptongos o triptongos—, y a escribirse, por ello, sin tilde, ya que los monosílabos no se acentúan gráficamente, salvo los que llevan tilde diacrítica (...)
“Aunque la ortografía de 1999, donde se establecieron las citadas convenciones, prescribía ya la escritura sin tilde de estas palabras, admitía que los hablantes que las pronunciasen como bisílabas pudiesen seguir acentuándolas gráficamente. En cambio, a partir de la edición de 2010, se suprime dicha opción, que quiebra el principio de unidad ortográfica, de modo que las palabras que pasan a considerarse monosílabas por contener este tipo de diptongos o triptongos ortográficos deben escribirse ahora obligatoriamente sin tilde.”
Pero, graciosa, la Academia nos concede:
“Esta convención es puramente ortográfica, por lo que no implica, en modo alguno, que los hablantes deban cambiar la manera en que pronuncian naturalmente estas voces, sea con hiato o con diptongo.”
Del adverbio “solo” y de los pronombres, nos dice:
“La palabra solo, tanto cuando es adverbio y equivale a solamente (Solo llevaba un par de monedas en el bolsillo) como cuando es adjetivo (No me gusta estar solo), así como los demostrativos este, ese y aquel, con sus femeninos y plurales, funcionen como pronombres (Este es tonto; Quiero aquella) o como determinantes (aquellos tipos, la chica esa), no deben llevar tilde según las reglas generales de acentuación, bien por tratarse de palabras bisílabas llanas terminadas en vocal o en -s, bien, en el caso de aquel, por ser aguda y acabar en consonante distinta de n o s.
“Aun así, las reglas ortográficas anteriores prescribían el uso de tilde diacrítica en el adverbio solo y los pronombres demostrativos para distinguirlos, respectivamente, del adjetivo solo y de los determinantes demostrativos, cuando en un mismo enunciado eran posibles ambas interpretaciones y podían producirse casos de ambigüedad, como en los ejemplos siguientes: Trabaja sólo los domingos [= ‘trabaja solamente los domingos’], para evitar su confusión con Trabaja solo los domingos [= ‘trabaja sin compañía los domingos’]; o ¿Por qué compraron aquéllos libros usados? (aquéllos es el sujeto de la oración), frente a ¿Por qué compraron aquellos libros usados? (el sujeto de esta oración no está expreso, y aquellos acompaña al sustantivo libros).
“Sin embargo, ese empleo tradicional de la tilde en el adverbio solo y los pronombres demostrativos no cumple el requisito fundamental que justifica el uso de la tilde diacrítica, que es el de oponer palabras tónicas o acentuadas a palabras átonas o inacentuadas formalmente idénticas, ya que tanto solo como los demostrativos son siempre palabras tónicas en cualquiera de sus funciones. Por eso, a partir de ahora se podrá prescindir de la tilde en estas formas incluso en casos de ambigüedad. La recomendación general es, pues, la de no tildar nunca estas palabras.
“Las posibles ambigüedades pueden resolverse casi siempre por el propio contexto comunicativo (lingüístico o extralingüístico), en función del cual solo suele ser admisible una de las dos opciones interpretativas. Los casos reales en los que se produce una ambigüedad que el contexto comunicativo no es capaz de despejar son raros y rebuscados, y siempre pueden evitarse por otros medios, como el empleo de sinónimos (solamente o únicamente, en el caso del adverbio solo), una puntuación adecuada, la inclusión de algún elemento que impida el doble sentido o un cambio en el orden de palabras que fuerce una única interpretación.”
Así pues, olvidemos tales acentos.
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Se acabó el espacio. Se quedan en el tintero los Regaños, que los hay, y la sección Radix. A Marielena Hoyo le agradezco su mención en la columna Animalidades.
Y quiero comentar que las conjunciones adversativas como “pero” llevan una coma delante. No es cuestión de gusto, intuición o de ganas de afinar el sentido de una oración, es una regla. Si la intención expresiva es otra, hay que buscar una forma diferente de decirlo.
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El Arca de Arena no tuvo respuesta a su llamado. Aun así, no ceja y pide una palabra que contiene el prefijo griego que significa conjunto o unión y se refiere a una forma de vida que asocia a dos organismos. Un derivado de esta palabra se usó en el nombre de un grupúsculo que secuestró y luego reclutó a la nieta de un magnate periodístico.


15 07 17

Publicado en La Crónica de hoy


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