“Después de
40 años de haber comenzado mi aprendizaje, todavía se me dificultan muchas
cosas. No acabo de entender y sobre todo dominar ciertas complejidades de
nuestro idioma que es el más hermoso, pero uno de los más difíciles”.
Manuel
Buendía. Discurso del estilo
Todos o casi
todos recordamos las reglas de acentuación que aprendimos en la primaria o
secundaria (algunos en la universidad).
Sabemos que
para poner los acentos escritos tenemos que clasificar las palabras como
agudas, graves o llanas, esdrújulas y sobresdrújulas (oxítonas, paroxítonas y
proparoxítonas, según otra nomenclatura).
El concepto
de sílaba es indispensable para que funcione el modelo de acentuación. Y
sílaba, nos dijeron en la escuela y nos explica el Diccionario de la lengua
española, es la “Unidad de la lengua compuesta por uno o más sonidos
articulados que se agrupan en torno al de mayor sonoridad, que por lo común es
una vocal.”
Las palabras
agudas cargan la pronunciación en la última sílaba, las graves en la penúltima
y las demás en la antepenúltima o antes.
Entonces, el
acento gráfico lo ponemos en las agudas que terminan en “n”, “s” o vocal. En
las graves, cuando terminan en cualquier otra letra que no sean estas; y en las
esdrújulas y sobresdrújulas, siempre.
El uso del
acento diacrítico nos representaba cierto grado de dificultad, pero era más o
menos manejable.
Pero las
lenguas cambian, dicen los lingüistas, y con la Academia Española toca lidiar a
los hispanohablantes… También con las locales.
El origen de
todo este repaso y el motivo del epígrafe es porque en la entrega pasada de Giros,
mencioné que hay prefijos que requieren un guion. Y cada vez que era el
caso, yo ponía “guión”, con el acento escrito, y me topé con que ya lo perdió
como lo perdieron el bisílabo “solo” y ¡los pronombres demostrativos!
Aquí van las
explicaciones que da la academia para evaporar las grafías que tanto trabajo
nos costó aprender (y algunos no lo lograron)
Dice la Real
Academia en su sección de preguntas frecuentes:
“Palabras
como guion, truhan, fie, liais, etc., se escriben sin tilde”
Después de
una serie de explicaciones sobre la composición silábica, los diptongos,
triptongos y hiatos, asienta que en los distintos países y regiones donde se
habla español, los hablantes pronuncian de distinta manera las palabras.
Continúa la RAE:
“Al no
existir uniformidad entre los hispanohablantes en la manera de articular muchas
secuencias vocálicas, ya que a menudo, incluso tratándose de las mismas
palabras, unos hablantes pronuncian las vocales contiguas dentro de la misma
sílaba y otros en sílabas distintas, la ortografía académica estableció ya en
1999 una serie de convenciones para fijar qué combinaciones vocálicas deben
considerarse siempre diptongos o triptongos y cuáles siempre hiatos a la hora
de aplicar las reglas de acentuación gráfica, con el fin de garantizar la
unidad en la representación escrita de las voces que contienen este tipo de
secuencias (...)
“Como
consecuencia de la aplicación de estas convenciones, un grupo limitado de
palabras que tradicionalmente se habían escrito con tilde por resultar
bisílabas (además de ser agudas terminadas en -n, -s o vocal) en la
pronunciación de buena parte de los hispanohablantes —los que articulan con
hiato las combinaciones vocálicas que contienen—, pasan a considerarse
monosílabas a efectos de acentuación gráfica, conforme a su pronunciación real
por otra gran parte de los hispanohablantes —los que articulan esas mismas
combinaciones como diptongos o triptongos—, y a escribirse, por ello, sin
tilde, ya que los monosílabos no se acentúan gráficamente, salvo los que llevan
tilde diacrítica (...)
“Aunque la
ortografía de 1999, donde se establecieron las citadas convenciones, prescribía
ya la escritura sin tilde de estas palabras, admitía que los hablantes que las
pronunciasen como bisílabas pudiesen seguir acentuándolas gráficamente. En
cambio, a partir de la edición de 2010, se suprime dicha opción, que quiebra el
principio de unidad ortográfica, de modo que las palabras que pasan a
considerarse monosílabas por contener este tipo de diptongos o triptongos
ortográficos deben escribirse ahora obligatoriamente sin tilde.”
Pero,
graciosa, la Academia nos concede:
“Esta
convención es puramente ortográfica, por lo que no implica, en modo alguno, que
los hablantes deban cambiar la manera en que pronuncian naturalmente estas
voces, sea con hiato o con diptongo.”
Del adverbio
“solo” y de los pronombres, nos dice:
“La palabra solo,
tanto cuando es adverbio y equivale a solamente (Solo llevaba
un par de monedas en el bolsillo) como cuando es adjetivo (No me gusta
estar solo), así como los demostrativos este, ese y aquel,
con sus femeninos y plurales, funcionen como pronombres (Este es tonto;
Quiero aquella) o como determinantes (aquellos tipos, la chica esa),
no deben llevar tilde según las reglas generales de acentuación, bien por
tratarse de palabras bisílabas llanas terminadas en vocal o en -s, bien,
en el caso de aquel, por ser aguda y acabar en consonante distinta de n
o s.
“Aun así,
las reglas ortográficas anteriores prescribían el uso de tilde diacrítica en el
adverbio solo y los pronombres demostrativos para distinguirlos,
respectivamente, del adjetivo solo y de los determinantes demostrativos,
cuando en un mismo enunciado eran posibles ambas interpretaciones y podían
producirse casos de ambigüedad, como en los ejemplos siguientes: Trabaja
sólo los domingos [= ‘trabaja solamente los domingos’], para evitar su
confusión con Trabaja solo los domingos [= ‘trabaja sin compañía los
domingos’]; o ¿Por qué compraron aquéllos libros usados? (aquéllos es
el sujeto de la oración), frente a ¿Por qué compraron aquellos libros
usados? (el sujeto de esta oración no está expreso, y aquellos
acompaña al sustantivo libros).
“Sin
embargo, ese empleo tradicional de la tilde en el adverbio solo y los
pronombres demostrativos no cumple el requisito fundamental que justifica
el uso de la tilde diacrítica, que es el de oponer palabras tónicas o
acentuadas a palabras átonas o inacentuadas formalmente idénticas, ya que tanto
solo como los demostrativos son siempre palabras tónicas en cualquiera
de sus funciones. Por eso, a partir de ahora se podrá prescindir de la tilde en
estas formas incluso en casos de ambigüedad. La recomendación general es, pues,
la de no tildar nunca estas palabras.
“Las
posibles ambigüedades pueden resolverse casi siempre por el propio contexto
comunicativo (lingüístico o extralingüístico), en función del cual solo suele
ser admisible una de las dos opciones interpretativas. Los casos reales en los
que se produce una ambigüedad que el contexto comunicativo no es capaz de
despejar son raros y rebuscados, y siempre pueden evitarse por otros medios,
como el empleo de sinónimos (solamente o únicamente, en el caso
del adverbio solo), una puntuación adecuada, la inclusión de algún
elemento que impida el doble sentido o un cambio en el orden de palabras que
fuerce una única interpretación.”
Así pues,
olvidemos tales acentos.
-.-.-.-.-
Se acabó el
espacio. Se quedan en el tintero los Regaños, que los hay, y la sección Radix.
A Marielena Hoyo le agradezco su mención en la columna Animalidades.
Y quiero
comentar que las conjunciones adversativas como “pero” llevan una coma delante.
No es cuestión de gusto, intuición o de ganas de afinar el sentido de una
oración, es una regla. Si la intención expresiva es otra, hay que buscar una
forma diferente de decirlo.
.-.-.-.-
El Arca de
Arena no tuvo
respuesta a su llamado. Aun así, no ceja y pide una palabra que contiene el
prefijo griego que significa conjunto o unión y se refiere a una forma de vida
que asocia a dos organismos. Un derivado de esta palabra se usó en el nombre de
un grupúsculo que secuestró y luego reclutó a la nieta de un magnate
periodístico.
15 07 17
Publicado
en La Crónica de hoy
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