miércoles, 18 de julio de 2018

¿Comunicación social?

Carlos Alberto Patiño










El derecho a la información debería incluir la obligación de la claridad. Lograr que las áreas denominadas de “comunicación social” —antes simples oficinas de prensa— elaboren mensajes comprensibles, pero sobre todo informativos, sería un importante avance democrático.
No me referiré a la redundancia en la construcción del concepto. ¿Qué comunicación no es social? Hablo del imperativo de que la comunicación corresponda a las necesidades de los ciudadanos
La claridad en los mensajes de gobierno se relaciona con la legitimidad del mandato otorgado por los ciudadanos y con la transparencia y rendición de cuentas.
Si lográramos evitar panegíricos, propaganda plagada de frases hechas e inexactitudes o el lenguaje burocrático, ganaríamos en calidad democrática.
Hay movimientos en países como Canadá, Francia, Argentina, EU que pugnan porque la buena redacción forme parte de las obligaciones de gobierno.
En verdad, un mensaje confuso no sólo no cumple su función, sino que puede resultar contraproducente.
Esperemos que algún día sea obligación constitucional la comunicación clara, eficaz.
Es parte de la transparencia que nos deben los gobernantes.
El extremo que parece inalcanzable es el de que las leyes sean  redactadas para que todo mundo las entienda y no haya lugar a oscuros recovecos que aprovechan abogados sin escrúpulos para cometer fechorías legaloides. Aun los profesionales con ética tropiezan con redacciones ambiguas que propician litigios interminables o posibilitan decisiones injustas.
Mientras llega el feliz momento de reformar la Constitución,  ocupémonos de extender la idea de que la claridad es democracia, y no sólo en  las áreas de comunicación social, sino en todos los ámbitos de gobierno. La res publica, la república es eso, pública. Desde un simple oficio hasta un informe de gobierno deben estar bien redactados.
El ciudadano que requiere hacer un trámite, cumplir una obligación, demandar un derecho se pregunta ¿qué debo hacer? Y la respuesta muchas veces es más enigmática que los retos a los que se enfrentaba Sherlock Holmes.
Un ejemplo, el trámite para obtener un pasaporte:
“En cumplimiento al Decreto de Ventanilla Única Nacional, sus Disposiciones Generales, y al acuerdo por el que se emite la Guía para la estandarización y certificación de los trámites digitales con el Sello de Excelencia en Gobierno Digital, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) —¿Cuántas palabras llevamos y todavía no entramos en materia?—,  ha desarrollado una herramienta que tiene por objeto eficientar el proceso de expedición de pasaportes ordinarios, facilitando la realización del trámite y reduciendo los tiempos para la obtención del documento —pero no los de lectura del procedimiento—.
“Por ello, ponemos a tu disposición la CUARTA
FASE piloto para el servicio de CITA Y PRE-REGISTRO EN LÍNEA de tu solicitud de pasaporte; estará disponible en las 45 Delegaciones de la SRE, 11 Delegaciones ubicadas en la Ciudad de México y Área Metropolitana, así como en las 34 Delegaciones Foráneas.
“El llenado de tu solicitud en línea (pre-registro), facilita el trámite y reduce los tiempos de emisión, además de poder realizar tu cita desde la comodidad de tu casa o el lugar de tu elección, con acceso a Internet.
“Antes de ingresar, te pedimos que verifiques que NO TE UBICAS en alguno de los siguientes casos:..”
Quizá el trámite se haya simplificado, pero la explicación no ayuda mucho, y todavía no llegamos a la parte donde dicen quien no puede hacer el trámite en línea y debe buscar a un operador para conseguir la cita.
Lea usted el comunicado de las autoridad capitalina sobre el reciclaje de basura: “A un año de la entrada en vigor de la Norma 024, que tiene que ver con el reciclaje, se han dejado de enviar a los basureros más de 240 mil toneladas de residuos sólidos, informó.
“Del 8 de julio de 2016 al 8 de julio de 2017 se mandaron 3 millones 96 mil 408 toneladas de Residuos Sólidos Urbanos (RSU) a los rellenos sanitarios autorizados; mientras que en el periodo siguiente, del 8 de julio de 2017 al 8 de julio de 2018, se llevaron solamente 2 millones 856 mil 164 toneladas.”
“Claro, todos los ciudadanos se saben todas las normas, especialmente, la 024, y en su lenguaje cotidiano le dicen al chamaco: “¡Ya llegó el camión de los residuos, saca los sólidos para que se los lleven al centro de reciclaje!”.
Un gran problema (y un abuso) es el de querer convertir una acto informativo en un vehículo de promoción personal: “El funcionario tal, consciente de la importancia que tiene para el ciudadano el tema de la seguridad, informó que fueron detenidos tres presuntos delincuentes”
U otro típico: “El secretario xxxx, acompañado del gobernador zzz inauguraron (así, con esa falta de concordancia) la obra tal que responde a las demandas de la sociedad.”
No es exagerado, así vienen redactados muchos boletines. Con esta estructura, lo importante es que sutano informó, que fulano inauguró, pero no el hecho o la importancia de la obra.
Si el responsable del mensaje se topa con un reportero inexperto o descuidado, que transcribe sin criterio el contenido, el personaje habrá logrado su cometido propagandístico, pero le habrá escamoteado a la sociedad el derecho de ser bien informado.
Información oficial hay que puede estar destinada a confundir a los  ciudadanos.
Personalmente la viví con un ajuste a tarifas eléctricas (nada reciente). La información estaba escrita de tal manera que puso a toda la redacción a interpretar si subirían o bajarían las tarifas, si para todos o para algunos. “Es una explicación técnica compleja, decían” Sí, pero lo técnico ni lo complejo excluyen la claridad.
En el terreno de la comunicación se estudia el fenómeno de la pérdida de información consustancial al proceso comunicativo.
Un emisor lanza un mensaje. Por los ruidos del sistema ya hay una pérdida. El transceptor —quien debe llevar al información a otros— también se ve afectado por los ruidos, la manera en que comprende  y en la que se expresa, así que tenemos otra pérdida.
El receptor final ya no recibe íntegro el  mensaje, pero todavía falta la interpretación que él le dé. Y eso si todo funciona bien, si no hay mala intención o torpeza.
Imagine el lector si se entremezclan segundas intenciones o incapacidad de estructurar un mensaje coherente… Sucumbe el derecho a la información.
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Regaños.
La ignorancia, el descuido o la negligencia al redactar producen engendros como éste: “(Notimex) El uso de rayos de ultrasonidos de alta energía para tratar tumores de cáncer de próstata puede ser tan efectivo como la cirugía o la radioterapia, pero con menos efectos secundarios, aseguraron investigadores en un estudio publicado por la Escuela Imperial de Londres”.
¡Rayos! El autor de la nota ignora que el sonido se propaga en ondas. No tiene nada que ver con la radiación.
Pero con este párrafo se consagra el autor: “Los
hallazgos descubrieron que después de cinco años la tasa de supervivencia del cáncer de HIFU era del 100 por ciento, aproximadamente, uno de cada 10 hombres necesitaron tratamiento adicional…)”!
Los hallazgos descubrieron.… ¿Qué, el hallazgo no es lo que se halla? Equivale a descubrimiento, así que difícilmente el hallazgo puede descubrir algo. Ya no dire nada de la anfibología con el cáncer de HIFU.
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El Arca de Arena buscaba a los hiperbóreos, “los de más al norte”. Respondieron Francisco Báez, Luz
Rodríguez y Marielena Hoyo. Ella nos dice que son de “Hiperbórea, el continente mitológico y su supuesta capital Thule (la última Thule, refirió Báez), de donde según (los nazis), provino la raza aria”.
El Arca encuentra una tabla que sirve de soporte a una colección de armas de esgrima como floretes y sables. Se denomina con el mismo nombre a una armadura formada con todas sus piezas y a la rama de la arqueología que estudia las antiguas armas de mano y las armaduras.


14 07 18


Publicado en La Crónica de hoy

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