sábado, 26 de noviembre de 2016

Compuestas, como las tortas

Carlos Alberto Patiño
 
Sorprendió a Eimy Arriaga la calidad descriptiva de Nellie Campobello en su libro Cartucho,
Particularmente llamó su atención el uso de una palabra compuesta “ojiverde”, que bien formada y correspondiente a un tipo físico, no encuentra cabida en ninguno de los diccionarios de consulta usual en este espacio.
En cambio “ojizarco” (que tiene los ojos azules), “ojiprieto” u “ojinegro” sí están en el de la RAE. “Ojigarzo” es otra clase de persona con ojos claros.
El “ojialegre” los tiene “alegres y vivos”. “Ojituerto” no es al que le falta uno ojo, sino el bisojo o bizco.
Esta palabra me sorprende “ojizaino” u “ojizaíno”. Dice el DLE:  “Que mira atravesado y con malos ojos.”
Son múltiples las palabras compuestas en español. Se forman mezclando sustantivos con sustantivos. (“Telaraña”, “abrelatas”, “coliflor”, “aguafiestas”...) Combinando nombres con adjetivos (“Nochevieja”). Adjetivos entre sí (“agridulce”). También con adverbios y verbos y hasta con frases completas (“sabelotodo”, “correveidile”)
Las hay de uso tan cotidiano que no reparamos en su condición  compuesta. “Automóvil”, “paraguas”, “matamoscas”.
Otras surgen a partir de un invento. “Televisión”, “pararrayos”, “paracaídas”, “motocicleta”.
“Maniatar” es de las que combinan sustantivo con verbo. Claro que significa “amarrar las manos”, por eso, aunque todavía no llego a la sección de los regaños, debo señalar que no se puede maniatar de pies y manos a nadie. Lo he visto publicado.
Tampoco es válido el extremo caso, clásico citado en las mesas de  redacción, de aquel reportero que informó que se había capturado a una enorme víbora que fue “maniatada”. El periodista logró algo más complejo que buscarles glándulas mamarias a las serpientes.
Como para quedarse “boquiabiertos”.
“Hispanoamericano”, dicen ellos, “latinoamericano”, decimos de este lado. Son gentilicios compuestos.
“Cortaplumas” se sigue usando, supongo, en España. Es una navaja que se usa para afilar las plumas de ave que se utilizaban como instrumento de escritura.
“Nochebuena”, “girasol”, “nomeolvides”, son flores de nombre compuesto.
“Guardametas”, “guardabosques”, “guardaespaldas”, “guardarropa”, incluyen la idea de resguardo, de cuidado.
La palabra “portaaviones” surgió en el siglo XX. Concretamente en la primera década, pero su uso se hizo extensivo con la Segunda Guerra Mundial.
“Salvapantalla” también es del siglo pasado, de la década de los 80, cuando surgieron las computadoras personales.
“Sacacorchos” y “rompecabezas”; “trabalenguas” y “pasatiempo” son términos que me agradan. “Sacamuelas” me atemoriza y “testaferro” me repugna.
“Tocadiscos” también es de las que me gustan por los recuerdos. Tuve uno que se disimulaba con la forma de un libro. Mi hermana tenía uno con forma de veliz.
(Digresión. Los tocadiscos reproducían música de discos de pasta, primero. Luego de acetato y al final de su historia, de vinil. Es necedad llamar a todos los discos “viniles”. De hecho, los cronistas musicales de la época los llamaban “acetatos”, si hacía falta usar un sinónimo.
Pero ya ven, mandan las mayorías, como quedó demostrado con el triunfo de Trump. Se queda uno patidifuso).
Hay otros nombres que son compuestos pero no funden sus elementos en una palabra, sino que conservan los dos términos separados, como “sofá cama”, “ciudad dormitorio”, “niño prodigio”...
El Diccionario panhispánico de dudas da las reglas para formar el plural de estas “unidades léxicas”.
“En las construcciones nominales formadas por dos sustantivos, de los que el segundo actúa como modificador del primero, solo el primer sustantivo lleva marca de plural: horas punta, bombas lapa, faldas pantalón, ciudades dormitorio, pisos piloto, coches cama, hombres rana, niños prodigio, noticias bomba, sofás cama, mujeres objeto, coches bomba, casas cuartel.
“Igual ocurre en los compuestos ocasionales de este tipo, que se escriben con guión (...) Los dos nuevos edificios eran “viviendas-puente” [...]. Servían para alojar durante dos años —el tiempo que tardaba la Administración en hacer casas nuevas— a las familias que perdían sus pisos por grietas» (País@ [Esp.] 7.3.00).
“Pero si el segundo sustantivo puede funcionar, con el mismo valor, como atributo del primero en oraciones copulativas, tiende a tomar también la marca de plural: Estados miembros, países satélites, empresas líderes, palabras claves (pues puede decirse Estos estados son miembros de la UE; Esos países fueron satélites de la Unión Soviética; Esas empresas son líderes en su sector; Estas palabras son claves para entender el asunto).”
(http://lema.rae.es/dpd/srv/search?id=Iwao8PGQ8D6QkHPn4i)
Hay otro tipo de palabras compuestas, las llamadas parasintéticas. Son las que se forman con la palabra y prefijos y sufijos. Ejemplo es la palabra desesperación. Des-espera-ción. Si quitamos los elementos añadidos, tenemos una palabra, “espera”, existente y “desespera”, también. Pero esperación no existe. “Infelicidad” e “infidelidad” son del mismo tipo.
Otros ejemplos son “cumpleañero”, “emplumado”, “paraguazo”. “desalmado”...
La lista es prácticamente “inacabable”.
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Regaños. Lo escribió el reportero y lo dejó pasar el corrector como la selección recibe los penaltis: “El cráter es el mejor conservado en el registro terrestre de la Tierra” ¡Terrestre de la Tierra! Cosas veredes…
Una de cables (¡Ay, la agencia de noticias del Estado!): “Por última vez, Obama indulta dos pavos previo a la Acción de Gracias”. No voy a hablar de la horrible construcción del enunciado. Me referiré al uso de previo. Ya se ha dicho en este espacio (ése fue el tema de la primera entrega de Giros (“Previo y al interior” http://giroscronica.blogspot.mx/2016/02/previo-y-al-interior.html) que previo es adjetivo, no adverbio. Por lo tanto requiere de un sustantivo. “El día previo al de Acción de Gracias”, “la escena previa...” En la oración, el sustantivo es “pavos”, entonces previo debería estar en plural pero el resultado es absurdo: “pavos previos”.
¡Uff! Como arar en el mar.
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A El Arca de Arena respondió rauda Bertha Hernández: el adjetivo que se puede aplicar al óxido nitroso, que se relaciona con la risa, con algo festivo y que puede parecer que es la cura de una obstrucción, y en realidad es muy divertido es “desopilante”.
“Hilarante”, como propuso Marielena Hoyo, también se refiere a la risa. Sin embargo, le falta el referente a desobstruir. “Desopilar” es la cura de una “opilación”, y ésta es “una obstrucción (impedimento en las vías del cuerpo)”. Ignoro qué tiene que ver con lo divertido.
Nuestro cofre pide una parasintética que nos deja atónitos, pasmados por el buen aspecto o cualidades de alguien o algo.
Pista generacional:  En los años sesenta se asociaba con “sabor italiano”.

26 11 16
 
Publicado en La Crónica de hoy

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